La percepción de que el gobierno ha desatendido al  Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) afecta negativamente los derechos de las personas adultas mayores. Aunque el Conapam realiza esfuerzos importantes, su respuesta no está a la altura de las expectativas frente a la actual realidad del envejecimiento que enfrenta el país. No se justifica que la ministra de la Presidencia, Laura Fernández, reconozca, sin decir responsables, quien y quienes han tenido en abandono a esta institución.

El Conapam es una pieza clave en la transición demográfica de Costa Rica, no solo por su papel en la atención directa a las personas adultas mayores, sino también por su capacidad de influir en la formulación de políticas públicas que afectan a esta creciente población. Dado que nuestro país enfrenta el reto del envejecimiento de su población, el Conapam es fundamental para garantizar que las personas mayores disfruten de una calidad de vida digna y se integren plenamente en la sociedad. Las cifras del INEC establecen que para 2050, 25 de cada 100 personas en la población tendrán 65 años y más, en comparación con 2024 donde esta relación es de 11 por cada 100. Se proyecta que la proporción de la población de 65 años y más se duplicará entre 2024 y 2044.

El Conapam enfrenta una serie de problemas estructurales y operativos que limitan su capacidad para cumplir con su mandato de protección y promoción de los derechos de las personas adultas mayores en Costa Rica. Aqui, se destacó puntualmente los principales problemas:

  1. Falta de recursos financieros suficientes

El Conapam sufre de un financiamiento insuficiente, lo que afecta directamente su capacidad para ejecutar programas. Las fuentes de financiamiento, como los recursos provenientes de la Ley N.º 7972 (Impuesto a cigarrillos y licores) y el Fodesaf, no cubren las crecientes necesidades de la población adulta mayor. Esto ha sido un obstáculo constante para el desarrollo de iniciativas destinadas a mejorar la calidad de vida de esta población, incluyendo la falta de mantenimiento de hogares de larga estancia, centros diurnos y programas de asistencia económica. A medida que el envejecimiento poblacional acelera, la demanda de servicios sociales, atención en salud y apoyo económico crece, pero el presupuesto asignado al Conapam no ha crecido proporcionalmente para enfrentar esta realidad, dejando a muchas personas adultas mayores desatendidas o con un apoyo insuficiente, lo que incrementa su vulnerabilidad.

  1. Escasez de personal especializado

El Conapam enfrenta una escasez crítica de personal especializado, lo que afecta la eficiencia y calidad de sus servicios. Las necesidades de la población adulta mayor requieren atención técnica en áreas como trabajo social, gerontología, asistencia social y apoyo psicosocial, pero el Conapam no cuenta con suficientes profesionales capacitados en estos campos. Esta limitación de recursos humanos no solo afecta la implementación de la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez 2023-2033, sino que genera una sobrecarga de trabajo en el personal existente, afectando la calidad de los servicios. Aunque el personal de Conapam demuestra un fuerte compromiso, la combinación de la carga laboral creciente y la burocracia interna ralentiza la capacidad de la institución para responder a las demandas de las personas mayores. Además, sin un equipo humano suficiente, el Conapam no puede llevar a cabo visitas domiciliarias, evaluaciones de necesidades, seguimiento adecuado ni evaluar la calidad de las Organizaciones de Bienestar Social como centros diurnos y hogares de larga estancia, a las cuales destina parte importante de su presupuesto.

  1. Falta de coordinación interinstitucional

Uno de los principales desafíos estructurales del Conapam es la falta de coordinación efectiva con otras instituciones del Estado, lo que fragmenta los esfuerzos para ofrecer una atención integral a las personas adultas mayores. Aunque el Conapam es el ente rector en materia de políticas para este grupo, su acción depende de la colaboración con entidades clave como el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y las Organizaciones de Bienestar Social. Sin una colaboración efectiva, los esfuerzos suelen ser fragmentados, duplicando programas y perdiendo recursos, lo que se traduce en una atención inadecuada para las personas mayores en términos de salud, asistencia económica y protección social. Esta falta de coordinación impide un enfoque multidimensional que abarque la salud, el bienestar social, los derechos humanos y la economía de esta población.

  1. Baja prioridad política

A pesar del crecimiento de la población adulta mayor, los temas relacionados con el envejecimiento no han recibido la atención política prioritaria que merecen. Históricamente, otros sectores como la educación, la infraestructura y la seguridad social han dominado la agenda política de Costa Rica, dejando las políticas específicas para personas mayores en un segundo plano. Aunque se han presentado iniciativas legislativas, muchas no han avanzado en la Asamblea Legislativa o han enfrentado obstáculos para su implementación. Esta falta de un marco legislativo fuerte y actualizado impide que el Conapam tenga el respaldo necesario para actuar de manera efectiva y con impacto en las políticas públicas. El bajo nivel de prioridad política también se refleja en la falta de apoyo en términos de financiamiento y recursos humanos, lo que limita la capacidad del Conapam para avanzar en su agenda y responder a las crecientes demandas de la población adulta mayor.

  1. Burocracia y lentitud en la ejecución

El Conapam ha sido criticado por la excesiva burocracia y la lentitud en la ejecución de sus programas y servicios, lo que afecta su capacidad para atender de manera oportuna a las personas mayores. Una ONG que desea atender a personas adultas mayores enfrenta al menos un año en recibir su aprobación. Los procesos administrativos internos y la interacción con otras instituciones suelen ser complejos y requieren una gran cantidad de trámites, lo que provoca retrasos en la entrega de beneficios y en la implementación de programas. Esta situación agrava la vulnerabilidad de muchas personas mayores, que experimentan largas esperas para recibir asistencia económica o ser admitidas en programas sociales. A pesar de los avances en la digitalización de los servicios públicos en Costa Rica, el Conapam enfrenta dificultades para adoptar tecnologías que agilicen sus procesos, lo que contribuye a la ineficiencia en la asignación de recursos y en la toma de decisiones.

  1. Falta de mecanismos de seguimiento y evaluación

Otra crítica recurrente hacia el Conapam es la falta de mecanismos sólidos de seguimiento y evaluación de los programas que implementa, lo que genera una carencia de transparencia y dificulta la mejora continua de los servicios. Muchos de los programas dirigidos a las personas adultas mayores no cuentan con evaluaciones rigurosas que midan su efectividad, lo que impide hacer ajustes en función de los resultados obtenidos y genera una menor efectividad en la atención. Además, la falta de datos estadísticos precisos y actualizados sobre la situación de las personas mayores en Costa Rica dificulta la planificación y toma de decisiones basadas en evidencia. Aunque el Conapam rinde informes anuales, la percepción de falta de transparencia en el uso de los recursos y la implementación de programas es una preocupación constante. Sin evaluaciones públicas y continuas, resulta difícil generar confianza en la eficacia de las políticas implementadas para mejorar la vida de las personas mayores.

  1. Crecimiento desproporcionado de la población mayor

El envejecimiento acelerado de la población costarricense ha puesto una presión significativa sobre el Conapam, que no ha podido adaptarse a las nuevas demandas de manera proporcional. Mientras la población mayor sigue creciendo y sus necesidades se vuelven más complejas, los recursos y la capacidad institucional del Conapam se han mantenido limitados. Esta desproporción entre demanda y capacidad ha generado un déficit en la calidad y cantidad de los servicios disponibles, agravando la situación de muchas personas adultas mayores que dependen de estos apoyos para mantener su bienestar y calidad de vida.

El envejecimiento acelerado de la población en Costa Rica ha puesto una presión sin precedentes sobre el Conapam, lo que ha dificultado que esta institución pueda adaptarse y responder a las nuevas demandas. Esto ha generado una demanda creciente por servicios de atención a largo plazo, programas de asistencia social y políticas de apoyo a la independencia de las personas mayores. La capacidad del Conapam para ofrecer servicios a la población mayor no ha crecido al mismo ritmo que las necesidades de esta población. Esto ha generado una sobrecarga en los programas existentes, como los centros diurnos y los hogares de larga estancia, que no pueden atender a todas las personas que requieren estos servicios y, peor aún, se están dejando de atender a miles de costarricenses que, sin un estilo de vida saludable, pronto crearán más estrés sobre nuestro sistema de salud.

Muchos activistas lo venimos diciendo desde inicios de siglo. Hemos hecho mucho por atender el envejecimiento de Costa Rica, pero no se ha hecho lo suficiente y se ha dejado al Conapam con poco apoyo político para impulsar reformas y proyectos a gran escala. Mientras tanto, el problema el envejecimiento no está estallando en la cara.

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