Pese a que somos el corazón productivo de Costa Rica, no ha habido una agenda clara de proyectos para la provincia.

En el marco del 203 aniversario de la independencia de Costa Rica, una vez más la provincia de Cartago se prepara para recibir al mandatario de turno y a su Consejo de Gobierno el 14 de septiembre, donde rendirán cuentas.

Resulta crucial aprovechar esta ocasión para repasar lo que se nos debe a los cartagineses ante la falta de una robusta agenda en los dos últimos años que permita soluciones inmediatas y acciones concretas para impulsar nuestro desarrollo.

Cartago, que provee más del 80% de la producción agroalimentaria del país, requiere atención. Los agricultores de nuestra provincia enfrentan retos sin precedentes debido al cambio climático. Es necesario brindar seguimiento al acceso de nuevas variedades de cultivos más resistentes y continuar con programas de capacitación continua que permitan la adaptación a las tecnologías del futuro.

Se debe garantizar que las nuevas generaciones de agricultores cuenten con las herramientas tecnológicas, recursos económicos y financieros asequibles y apoyo gubernamental para llevar a cabo un relevo generacional responsable y sostenible.

Pero no es solo en la agricultura donde Cartago es clave para el país. En la zona norte de nuestra provincia, donde se concentran tanto los agricultores como importantes centros turísticos – incluyendo los volcanes Irazú y Turrialba, Prusia, Guayabo entre otros – la infraestructura vial se ha convertido en un asunto de emergencia.

La Ruta Nacional 230, que conecta los cantones de Oreamuno, Alvarado y Turrialba, está en un estado deplorable. Su abandono, evidenciado en la proliferación de huecos, la falta de demarcación, la nula iluminación y el deficiente mantenimiento de alcantarillas, no solo pone en riesgo la vida de los habitantes, sino que también amenaza la viabilidad del transporte de productos agrícolas. Esta ruta, además, es una vía de evacuación en caso de una emergencia volcánica, lo que hace aún más urgente su intervención inmediata.

A Cartago se le debe también contundencia respecto a la construcción de las obras de Taras-La Lima, un proyecto que, pese a su importancia estratégica para el comercio y la exportación, sigue retrasándose. Las exportaciones millonarias que pasan por esta ruta, provenientes en gran medida de las zonas francas de dispositivos médicos –un sector que ha convertido a Costa Rica en el mayor exportador de estos productos en América Latina–, no pueden seguir siendo afectadas. Cartago merece infraestructura de primer nivel y la culminación de estas obras es una deuda pendiente con nuestra comunidad.

Asimismo, es imperativo que se retome el proyecto de ampliación de la autopista Florencio del Castillo. Esta carretera, que en horas pico se convierte en un auténtico estacionamiento, necesita estudios exhaustivos para garantizar una ampliación efectiva que alivie el tráfico sin generar más caos. Los cartagineses no podemos seguir atrapados en un embotellamiento interminable, perdiendo horas valiosas que podrían invertirse en nuestro desarrollo productivo.

Otro aspecto que no puede seguir posponiéndose es el mejoramiento del transporte público. Los cartagineses merecemos un servicio de calidad. Es inconcebible que los buses sigan operando en condiciones tan precarias, con unidades deterioradas y altamente contaminantes. Se requiere una posición firme, de diálogo y decidida de las autoridades para que las operadoras de transporte renueven sus flotas y ofrezcan un servicio digno y eficiente para los usuarios.

El tren eléctrico es otra alternativa viable que debe retomarse. Este proyecto, que tuvo avances significativos en la administración anterior, podría ser una solución eficaz para descongestionar las vías y mejorar la movilidad en la provincia. No se puede dejar en el olvido.

Finalmente, el proyecto del nuevo hospital de Cartago no puede esperar más. El hospital Max Peralta está al borde del colapso y los cartagineses hemos esperado demasiado tiempo por una infraestructura hospitalaria moderna y eficiente. Pedimos a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que inicie la construcción de esta obra en los próximos meses. Nuestra salud y bienestar no pueden seguir siendo postergados.

Cartago ha demostrado su capacidad productiva, contribuyendo significativamente al desarrollo económico del país. Sin embargo, para continuar creciendo y atraer nuevas empresas, nuestra provincia necesita infraestructura de calidad. La muy noble y leal no descansará hasta que sus requerimientos sean atendidos.

Cartago no es una provincia dormitorio, somos el corazón productivo de Costa Rica, y merecemos ser tratados como tal.

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