Cuidar a una persona con Alzheimer requiere paciencia, esfuerzo y apoyo constante para los cuidadores.
El envejecimiento de la población en América Latina y el Caribe ha llevado a un aumento significativo en la cantidad de personas mayores, lo que plantea un reto importante en la región, especialmente ante el creciente número de personas con demencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que para 2050 habrá aproximadamente 139 millones de personas con demencia en todo el mundo, siendo el Alzheimer la enfermedad más común, representando entre un 60% y 70% de los casos.
Pablo Corella, gerente médico de Asofarma, destaca que un diagnóstico temprano de Alzheimer puede mejorar significativamente la calidad de vida del paciente, permitiendo acceder a opciones terapéuticas disponibles antes de que la enfermedad avance a etapas moderadas o severas. Sin embargo, muchas veces los síntomas iniciales del Alzheimer son sutiles y pasan desapercibidos, lo que retrasa la atención médica.
Factores de riesgo y prevención
El Alzheimer no tiene cura, pero hay medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad. Existen factores de riesgo no modificables como la herencia, la edad y el sexo, pero también hay factores que sí pueden ser gestionados, como la hipertensión, el tabaquismo, la obesidad, la depresión y el aislamiento social. La adopción de hábitos de vida saludables y el manejo adecuado de estas condiciones pueden contribuir a reducir la probabilidad de desarrollar Alzheimer.
En el marco del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora el 21 de septiembre, se hace un llamado a la población para estar atentos a los primeros síntomas, como olvidos frecuentes, desorientación y dificultades para realizar tareas cotidianas. Daniel Herrera, especialista en Geriatría y Gerontología, enfatiza la importancia de una detección temprana y de un cuidado integral que incluya tanto al paciente como a sus cuidadores.
El papel crucial de los cuidadores
El cuidado de una persona con Alzheimer es un desafío que recae, en la mayoría de los casos, sobre los familiares del paciente. Los cuidadores deben estar bien informados sobre la progresión de la enfermedad y preparados para los cambios que esta trae a la vida cotidiana. Pablo Corella subraya la importancia de reconocer que el Alzheimer no borra la historia de los pacientes, y que un tratamiento adecuado puede mejorar tanto la vida del paciente como la del cuidador.
Para los cuidadores, es fundamental buscar apoyo, unirse a grupos de ayuda y mantener actividades que los mantengan socialmente activos y emocionalmente estables. Además, la ayuda profesional es clave para manejar el estrés y la ansiedad que conlleva este rol.
La sensibilización y el conocimiento sobre el Alzheimer son esenciales para cambiar el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen y de quienes los cuidan.