Con estupor hemos presenciado, el pasado 9 de setiembre, el adoctrinamiento a niños y niñas en una condición vulnerable al estar ingresados en el Hospital de Niños, por parte de la presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social CCSS, en contra de la democracia.

Como mujeres, costarricenses, madres y docentes especializadas en primera infancia estamos obligadas a denunciar este abuso, y llamamos a todas las instancias dedicadas a proteger a la infancia, a levantar una enérgica voz en contra de esta acción, a exigir una disculpa a esos niños, niñas y sus familias y a vigilar que nunca más vuelva a ocurrir.

La presidenta de la CCSS se dirigió a los niños y niñas en condición frágil, internados en el hospital y utilizando el recurso didáctico de un cuento de hadas, les narró un cuento, con un tono y vocabulario atractivo para los y las infantes.

La forma, parece adecuada para la comunicación con la población infantil. Pero el fondo es alarmante. En el cuento, hay una bruja mala, la Burocracia que impide que se hagan las cosas; un hada madrina, una princesa que es esposa del rey, que consigue recursos y un rey omnipresente que no se menciona específicamente.

Asustar a niños y a las niñas con la burocracia es abusivo. La burocracia se refiere a una organización o estructura que se caracteriza por procedimientos centralizados o descentralizados, división de responsabilidades, especialización del trabajo, jerarquía y relaciones impersonales. Si bien es cierto las burocracias y en nuestro país lo hemos constatado, se han complicado mucho, por cuanto en vez de agilizar procesos muchas veces entorpecen, es repudiable que se adoctrine a las nuevas generaciones contra dicha organización. Lo adecuado sería, en apego a la verdad, reconocer los beneficios de la administración de los procesos, indicando que hay que mejorarla. Posiblemente muchos pequeños quedaron confundidos pues sus madres, padres, familiares, amistades trabajan con “bruja mala” de la democracia.

Por otra parte, que una autoridad de gobierno idealice a la princesa, esposa del rey por conseguir los recursos, pone a la monarquía por sobre la democracia.

Quienes hemos estudiado literatura infantil, sabemos que muchos de los cuentos tradicionales fueron escritos para adultos y no son los mejores ejemplos para la niñez. Muchas familias los reproducen, tal vez por no saber que los mensajes no siempre son adecuados.

Pero no podemos aceptar que desde el gobierno se adoctrine a la niñez por parte de funcionarios del gobierno, en contra de la democracia y a favor de un sistema ajeno y obsoleto: la monarquía.

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