El pasado 19 de agosto un grupo de personas enviamos un mensaje de apoyo al magisterio nacional para apoyar la labor que realizan en beneficio de la educación nacional.

El objetivo de esa misiva era muy puntual y no tenía más pretensiones que reconocer los esfuerzos que realizan docentes en las aulas y las instituciones educativas en condiciones muy difíciles. Queríamos que supieran que una buena parte del país, les acompaña y les agradece los sacrificios que están haciendo por sostener un sistema educativo, otrora glorioso, y hoy seriamente amenazado.

Este mensaje probó ser mucho más potente que lo que inicialmente habíamos imaginado. Durante el fin de semana anterior a su publicación comenzaron a llegar firmas y más firmas de personas que deseaban sumarse al mensaje para los y las docentes. En dos días llegaron 177 nombres con sus números de cédulas de ciudadanos, y con ese apoyo se puso a circular la carta, con el único propósito que pudiera dar fuerza a quienes enfrentan la crisis educativa en primera línea. Agregamos el correo electrónico [email protected] para que quienes no habían firmado se manifestaran en esta iniciativa solidaria. Dos días después, se sumaban 114 personas más, por lo que decidimos colocar el texto de la carta con las firmas originales en una plataforma abierta (change.org) que pudiera seguir recogiendo manifestaciones de apoyo. 

Como primer resultado, vemos que de manera orgánica ha nacido y está creciendo un movimiento nacional que manifiesta una gran urgencia por apoyar la educación y recuperar su calidad.

Y tres días después, estamos siendo testigos de otra consecuencia de la carta, sobre todo, de la fuerza que esta ha dado a docentes: de todos los rincones del país nos están llegando testimonios de docentes, sus vivencias y carencias. Sobre todo, vemos el gran compromiso que aún mantienen con sus estudiantes, con las familias y con Costa Rica.

Ya que alzaron la voz, pero no pueden hacerlo públicamente, nos parece que es nuestra obligación hacerlo. Por eso compartimos aquí algunos de los testimonios que hemos recibido. Hablamos por ellos y ellas. 

Todas las experiencias son en escuelas o colegios públicos, de zonas rurales o vulnerables.

El profesor de informática, nos escribió para contarnos que llevó la impresora de su escuela a reparar, pues tenía mucho tiempo de no funcionar. Cuando presentó la factura en la dirección de escuela, se encontró con que la institución no podía reembolsarle el costo por falta de presupuesto. El profesor terminó pagando la factura, de su propio salario, con el que se mantiene, y a su familia. Es todo un núcleo familiar que se ve afectado por las carencias en las instituciones educativas.

Pero esta no es la única historia: también allá en un centro educativo del cantón de Turrubares hacen rifas de kilos de salchichón para poder comprar sillas; en otra, las rifas son para arreglar las baterías sanitarias. 

Una anécdota que sería simpática de no ser porque es dramática: el director deja entrar el ganado para que se coma el pastizal porque no hay con qué pagar la chapia. 

Por Puntarenas, el personal de una escuela hizo un bingo para cubrir el mantenimiento escolar; y en otra, allá por Limón, donde el calor es insoportable, harán un bingo para pagar el arreglo del aire acondicionado. 

En otras instituciones no hay sillas, algunas familias pueden pagar las de sus hijas o hijos, pero… ¿y los demás niños? 

Un docente relata que no tiene implementos deportivos para las clases de educación física, y asumimos que es una historia que se repite en muchas otras.

Nos siguen llegando testimonios sobre las condiciones lamentables de las instituciones de educación pública, aparejados con acciones solidarias de docentes y familias para paliar algunas de las situaciones. Estas que recopilamos aquí sirven de lente para poder asomarnos a la realidad y al compromiso de del personal docente.

También nos siguen llegando firmas de personas que quieren apoyar. Si usted es una de esas, vaya a  https://chng.it/C6rzb7zCBs y envíe su mensaje de apoyo y cuéntenos sus testimonios al correo [email protected]. En conjunto, encontraremos soluciones.

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