Han trabajado en el área gastrointestinal con empresas como Boston Scientific, Medtronic, Hologic y Establishment Labs.

A través de un proceso de simbiosis con empresas de ciencias para la vida, el Hospital de Equinos de la Universidad Nacional (UNA), mediante el servicio de enseñanza y simulación clínica de la Escuela de Medicina Veterinaria (EMV-UNA), ha colaborado con el desarrollo de dispositivos biomédicos para tratamientos arteriales, gastrointestinales, implantes y expansores de tejidos humanos, entre otros.

Roberto Estrada, coordinador del servicio de enseñanza y simulación clínica de la Escuela de Medicina Veterinaria de la UNA, comentó que han colaborado con cuatro de las 104 empresas de ciencias para la vida en el diseño de herramientas electroquirúrgicos, clips para cerrar defectos gastrointestinales, dispositivos para estudios biliares, uterinos, máquina de respiración para crisis respiratoria, diseñada junto con el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), en tiempos del covid-19 e implantes y expansores de tejidos para mujeres mastectomizadas cuando padecen cáncer de seno.

El investigador detalló que han trabajado en el área gastrointestinal con empresas como Boston Scientific, Medtronic, Hologic, Establishment Labs.

Acabamos de terminar un estudio en ratones para crear expansores de tejido en mujeres mastectomizadas y así determinar cuáles funcionan y se unen mejor al tejido. Como universidad tenemos que ser pertinentes y tratar de visualizar lo que ocupa el mercado para que vuelva a nosotros y establecer un apoyo recíproco para crecer”.

En la misma línea, Rafael Vindas, coordinador del Laboratorio de Medicina Regenerativa de la EMV, ejecuta un estudio con las universidades de Utrecht, Holanda y Oulu en Finlandia para regenerar cartílago en rodillas y coxas de caballos. Además, en colaboración con el TEC trabajan para elaborar implantes de titanio texturizados para prótesis en humanos.

En el ámbito institucional, Vindas resaltó que el Hospital de Equinos de la UNA trabaja en conjunto con investigadores de la Escuela de Química, Física Médica y Biología, con el propósito de diseñar por medio de la bioimpresora, algunas estructuras para aplicarlas en animales y posteriormente trasladar esa información en beneficio del ser humano.

Vindas manifestó que en seis meses se tendrán resultados más concretos para darlos a conocer. De momento, los ensayos clínicos avanzan de forma satisfactoria en los laboratorios europeos.

Estrada explicó que el primer contacto del Hospital de Equinos se dio con Boston Scientific, para investigaciones en dispositivos biomédicos. En esta se creó un asa de electrocirugía para quitar pólipos, el cual tiene el potencial de salvar a miles de personas alrededor del mundo, porque antes el riesgo era muy alto, pues mucha gente se moría para sacar un pólipo y ver si era cáncer.

El dispositivo lo diseñaron técnicos e ingenieros ticos con ideas de médicos nacionales. “Se probó en nuestra universidad y resulta que la empresa que creyó en nosotros se ahorró seis meses de producción de este dispositivo, lo que en Boston Scientific equivale a miles de dólares en costos de la planta e ingresos generados por las ventas de los dispositivos”, aseveró Estrada.

El especialista expresó que la simbiosis con las empresas de ciencias de la vida, se compone de dos aristas; por un lado, los proyectos de desarrollo local necesitan de espacios seguros, donde se prueben los dispositivos por medio de la utilización de modelos de simulación clínica.

Esto permite a los científicos avanzar y hacer cambios en los dispositivos para que resulten más eficientes y causen menos daño e impacto en la salud humana”.

El veterinario agregó que la segunda arista de esta vinculación, academia-empresa se basa en cómo el médico o técnico, tanto humano como veterinario, aprende un proceso o técnica nueva para usar un dispositivo de primera generación.

Tiene la ventaja de practicar en modelos para luego ser implementado en el paciente y así utilizarlo la forma adecuada y no poner en riesgo la integridad del paciente, posibilidad de riesgos y eventuales demandas, porque en un curso de un día no se aprende una técnica, sino que requiere de práctica. Entonces la idea es abrir ese espacio al crecimiento del desarrollo y de las habilidades”.