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Debemos entender que todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.

La Universidad Fidélitas se proclama como un espacio libre de violencia y discriminación en cualquiera de sus manifestaciones y reafirma su compromiso con la construcción de un entorno académico y laboral inclusivo y respetuoso, en donde todos sus miembros puedan desarrollarse plenamente y sin temor a ser víctimas de discriminación o violencia de ningún tipo.

La discriminación racial, de género, orientación sexual, religiosa, por discapacidad, edad y por nivel socioeconómico, afecta a millones de personas en todo el mundo. Esta situación es perpetuada por prejuicios, estereotipos, desigualdades sistémicas, falta de educación y factores históricos.

El coordinador de la Maestría en Psicología Clínica de Universidad Fidélitas, Christian Murillo, señaló:

Lamentablemente, sus impactos negativos incluyen problemas de salud mental y física, desigualdad económica, limitaciones educativas y la erosión de la unidad social.  Es por ello por lo que hacemos un llamado para promover colectivamente el respeto, la empatía y la igualdad de oportunidades y dignidad para todos".

El respeto es el lenguaje universal

La Convención Americana de Derechos Humanos, conocida como Pacto de San José (1969) y ratificada por Costa Rica mediante la Ley Nº4534 del 23 de febrero de 1970, establece que los Estados partes se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidas, así como a garantizar el libre y pleno ejercicio de estos derechos sin discriminación alguna, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, orientación sexual, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Asimismo, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 señala en su artículo 1 que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.  De igual manera, la Constitución Política de Costa Rica, en su artículo 33, establece que “toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana”.

Murillo añadió:

Como centro académico, hacemos un llamado a toda la comunidad educativa a basarse en los principios del respeto a la dignidad humana y a promover una cultura de paz, inclusión y convivencia armoniosa, donde cada individuo sea valorado y tratado con equidad y justicia”.