En respuesta a la creciente preocupación por los actos de violencia entre los jóvenes, IGNIS - Centro para la Prevención del Abuso, hace un llamado urgente a la comunidad para abordar esta alarmante tendencia. La violencia juvenil ha aumentado de manera preocupante, reflejando un patrón de agresión y despersonalización que debe ser enfrentado con acciones coordinadas y efectivas.
La violencia entre los jóvenes no es un fenómeno aislado; es el resultado de una combinación de factores culturales, sociales y familiares que fomentan comportamientos agresivos. Juan Carlos Oviedo Salazar, director de IGNIS, señala que la agresión entre jóvenes se ha convertido en un problema sistemático que refleja la falta de reconocimiento de la dignidad humana y una tendencia preocupante a resolver conflictos a través de la fuerza y la violencia.
El problema de la violencia juvenil tiene raíces profundas, que incluyen la exposición a entornos violentos, la despersonalización del otro y la ausencia de modelos de comportamiento positivo. Además, la falta de intervención por parte de testigos y la normalización de la violencia en la sociedad contribuyen a perpetuar este ciclo destructivo.
¿Qué se puede hacer?
IGNIS propone un cambio de paradigma que se basa en la psicoeducación y la formación continua de estudiantes, padres de familia, y personal docente y administrativo. Este enfoque integral busca inculcar una cultura del buen trato y el respeto desde las primeras etapas escolares, creando un entorno donde el poder no se basa en la imposición por la fuerza, sino en el respeto mutuo y el servicio a los demás.
La organización enfatiza la necesidad de políticas de prevención efectivas y la creación de entornos seguros en todos los espacios donde los jóvenes interactúan, incluyendo escuelas, transportes públicos y comunidades.
IGNIS insta a toda la sociedad a involucrarse en este cambio cultural. Es fundamental revisar los elementos culturales que moldean las actitudes de nuestros jóvenes, tales como las canciones que escuchan y las figuras públicas que siguen. Estos elementos deben promover el respeto, la empatía y la resolución pacífica de conflictos.
Oviedo Salazar concluye que el cambio comienza en casa, pero debe ser reforzado en todos los ámbitos de la vida cotidiana, y añadió:
Nuestros jóvenes claman por formación y guía. Es nuestra responsabilidad escucharlos y actuar de inmediato".