Especialistas coinciden en que normalizar la pérdida de memoria –uno de los síntomas del Deterioro Cognitivo Leve (DCL), evita que las personas busquen ayuda en esta etapa previa a la demencia.
Olvidar palabras, direcciones o la receta que hicimos toda la vida no es normal. A pesar de los años, las personas pueden llegar a una edad avanzada con plena funcionalidad cognitiva y física.
Nuevos estudios han puesto de manifiesto que la pérdida de memoria, puede ser un síntoma temprano de deterioro cognitivo leve (DCL), por lo que se vuelve crucial que tanto las personas afectadas como sus familias no subestimen a este y otros signos y que busquen ayuda médica de inmediato.
A este llamado se unen los doctores Juan Antonio Valverde, neurólogo e internista, y el especialista en geriatría y gerontología, Leonidas Bonilla, ambos consultados sobre el deterioro cognitivo leve como una etapa previa a la demencia.
“Los primeros síntomas son cosas que se hacen durante el día y se empiezan a cometer pequeños errores. Una falla en la memoria, algo que podía hacer y ya no lo hago bien, me desconcentro fácilmente, no memorizo adecuadamente, tengo problemas para encontrar las palabras a la hora de hablar, he perdido fluidez para caminar, no reconozco familiares, no puedo seguir una receta, guardo cosas de la alacena en la refrigeradora, tengo problemas para manejar el dinero…”, explicó el doctor Valverde.
Por su parte, el geriatra Bonilla, enfatizó que “cuando envejecemos lo que se compromete es la velocidad del procesamiento mental. Esto quiere decir que una persona es un poco más lenta en dar una respuesta. Pero olvidar no es propio del envejecimiento, es una etapa previa a la demencia que llamamos DCL”.
El deterioro cognitivo leve puede ser un precursor de enfermedades neurodegenerativas más graves, como el Alzheimer.
A pesar de la importancia del DCL, muchas personas y familias ignoran los primeros síntomas, atribuyéndolos erróneamente al envejecimiento natural. Esto puede retrasar diagnósticos y tratamientos que podrían mejorar significativamente la calidad de vida.
En cuanto a los factores de riesgo identificados se encuentran, entre otros: la hipertensión, la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, la depresión, la inactividad física, la diabetes y la pérdida auditiva.
Un informe publicado en la revista británica Lancet subraya que alrededor del 40% de los casos de demencia podrían prevenirse mediante intervenciones en factores de riesgo modificables.
Sin embargo, para que estas intervenciones sean efectivas, es esencial reconocer y actuar ante los síntomas tempranos, entre los cuales la pérdida de memoria es fundamental.
El documento "Latinoamérica, un camino hacia la prevención del deterioro cognitivo" indica que la región enfrenta desafíos significativos en términos de diagnóstico y tratamiento oportuno del DCL.
Las tasas de envejecimiento poblacional en Latinoamérica están aumentando, lo que agrava el riesgo de DCL y demencias. La implementación de programas de prevención, educación y diagnóstico temprano es crucial para mitigar estos riesgos.
Diversos estudios advierten que para el año 2050 se triplicarán en el mundo los casos de DCL y diversos tipos de demencia, debido al envejecimiento de la población. En Centroamérica la cifra aumentará en 3,5 veces.
Se estima que “en el continente americano hay alrededor de 50 millones, en menos de tres décadas vamos a pasar a 150 millones de personas con DCL o algún tipo de demencia”. Sobre estas cifras impactantes alertó el doctor Valverde la necesidad de tomar medidas hoy.
“La normalización de la pérdida de memoria y otros síntomas cognitivos puede tener consecuencias graves. Es esencial actuar de manera proactiva y buscar ayuda médica ante los primeros signos de pérdida de memoria, confusión, o cualquier otro cambio cognitivo” sugirió Bonilla.
Con un enfoque en la detección temprana y la prevención, podemos mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias.