Julio Jiménez Gédler conversó acerca de las fricciones dentro del actual régimen y la pérdida de su base social.

Si existe hoy una ruptura en Venezuela es la de la base social chavista. Así lo afirma Julio Jiménez Gédler, en X, como siempre se identifica en sus “betas políticos” que alimentan su canal de YouTube (bautizado también JulioCoco, enlace), para muchos -incluyéndome- un faro-guía en un mar de incertidumbres y desaciertos, que ha ahogado la esperanza de muchos venezolanos de reencontrarse con la libertad.

“Lo que está por verse es el quiebre de la élite chavista ante la expresión en votos favorables al candidato Edmundo González Urrutia el próximo 28 de julio”, complementa. Y es que ante lo que se evidencia en las redes sociales con cada recorrido y acto de campaña de María Corina Machado (quien debió ser efectivamente la candidata pero fue inhabilitada por el régimen) junto a González Urrutia y lo que señalan los sondeos de opinión con menos visos propagandísticos, el triunfo electoral de la Unidad Democrática está casi cantado.

Sin embargo, hablamos de Venezuela, una suerte de Macondo donde lo impensable es absolutamente factible. Y es que la dictadura criminal cuenta aún con margen de maniobra, sobre todo a través de la intimidación y la represión. “Ahora, esto incluso pudiera tener un límite, si su propia gente deja de obedecer sus órdenes”, apunta Jiménez, con lo que se daría una ruptura que podría abrir las puertas a una transición.

Al respecto, y sobre lo que escribimos en el trabajo anterior, Julio “Coco” comenta:

La  transición comenzaría cuando Edmundo González asumiera la presidencia y eso implica que el CNE dé resultados donde lo adjudique como ganador, o que ante la publicación de resultados electorales falsos, inicie un proceso de presiones y negociaciones para que Maduro abandone el poder”.

En tal sentido, se enmarcan las negociaciones de representantes de la dictadura madurista con los de la Casa Blanca, en las que es “probable” que se esté ventilando esa cesión. “El asunto de fondo es cuál sector del madurismo esté negociando esa salida y cuánto poder tiene”, insiste Jiménez.

Cabe destacar que prácticamente todos los “acuerdos” que el chavismo y la Unidad Democrática han suscrito en por lo menos 10 años, terminan en letra muerta, producto básicamente del incumplimiento de quienes usurpan el gobierno de Venezuela, y de la falta de una bien conducida presión social interna y externa.

Por otra parte, sus aliados “naturales", como por ejemplo China, evalúan también la continuidad de esta dictadura. Para el también químico de formación, con experiencia en Petróleos de Venezuela (PDVSA):

La diplomacia china actual se centra en el nacionalismo y sus intereses, sin componente ideológico. Su alianza con Maduro tiende a prevalecer pero con un límite: cuánto poder efectivo tiene para abonar a los intereses chinos y para saldar las deudas. Venezuela le debe dinero a China y, en caso de cambio, su objetivo es garantizar el pago de las deudas y honrar algunos -no todos- compromisos corporativos”

De modo que nadie la tiene fácil, lo cual -paradójicamente- facilita la construcción, quizá ahora sí, de unos acuerdos mínimos de gobernabilidad sin poder omnímodo, base -al menos en la buena teoría- de la democracia.