Es un proyecto impulsado por el Consorcio Nacional de Empresas de Electrificación de Costa Rica y la Fundación Parques Nacionales.
Un proyecto pretende restaurar zonas degradadas, proteger los mantos acuíferos y aumentar la alimentación de aves y mamíferos, a través de la reforestación con más de 3000 árboles en zonas como Artola de Carrillo, Guanacaste (Zona Azul), Monteverde, Uvita y Manuel Antonio.
Entre las especies que reforestarán estas áreas se encuentran el Corteza amarillo, gavilán blanco (en peligro de extinción), casco de venado, cedro amargo, bálsamo, caoba, mango, manú, entre otros.
Para este proyecto, el Consorcio Nacional de Empresas de Electrificación de Costa Rica (Conelectricas R.L) donó los árboles y la Fundación Parques Nacionales será la encargada de realizar las reforestaciones, con el apoyo de estudiantes y voluntarios .
Donald Hidalgo, encargado de proyectos ambientales y descarbonización de Conelectricas, comentó que todas las especies tienen una función, como por ejemplo fuente de alimentación para mamíferos y aves. Por año, el consorcio dona entre 10 mil y 12 mil árboles.
Como consorcio que genera electricidad a través de fuentes renovables estamos comprometidos en proteger los recursos naturales y en promover la reforestación en todo el país. Por eso, desde el 2012 hemos donado más de 100.000 árboles a centros educativos, ASADAS, empresas públicas y privadas”.
Las especies fueron cultivadas en el Eco-Vivero El Gavilán, propiedad del consorcio y ubicado en San Isidro de Peñas Blancas en San Ramón de Alajuela.
Para iniciar el proceso de reforestación, las especies serán trasladadas a cinco viveros administrados por la Fundación Parques Nacionales ubicados en el Pacífico Central, Monteverde, Artola, entre otras localidades, detallaron las entidades en un comunicado a la prensa.
Por su parte, Madeline Carvajal, delegada ejecutiva de Fundación Parques Nacionales, organización que cumple 45 años en 2024, indicó que la estrategia de reforestación de zonas degradadas y en particular dentro de corredores biológicos, definida como la segunda estrategia de conservación, “es un proyecto muy importante porque permite la conservación de la biodiversidad, la protección del recurso hídrico, la captura de carbono y mitigación del cambio climático, la mejora del suelo y prevención de la erosión, entre otros".
En resumen, esta estrategia contribuye no solo a restaurar los ecosistemas naturales y proteger la biodiversidad, sino que también ofrece una serie de beneficios ecológicos, sociales y económicos que son fundamentales para continuar cumpliendo el compromiso de conservación que ha definido a la Fundación”.