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Se debe supervisar, por ejemplo, redes sociales, videojuegos, series, películas y música.

Las vacaciones de medio año son un receso que tiene una particularidad: aunque las personas estudiantes tienen más tiempo de ocio, la mayoría de adultos y adultas que están a su cargo deben continuar con su rutina diaria de trabajo.

Ante este escenario, el Colegio de Profesionales en Orientación (CPO) pide a las madres, padres y personas encargadas de menores de edad que supervisen el contenido que estos consumirán y ejerzan una responsabilidad parental adecuada.

El representante del CPO, Vinicio Jiménez explicó

lamentablemente, en algunos casos, quienes están  a cargo de las niñas, niños y jóvenes permiten el uso de tecnología sin supervisión como una manera de entretener a sus hijas e hijos, para cumplir con sus responsabilidades, sin embargo, esto supone un riesgo grande para la integridad de las y los menores de edad”.

Jiménez agrega que la responsabilidad parental consiste en asumir el compromiso de asegurarse de que el contenido digital que la niñez y juventud consume, así como el tiempo al que se exponen a este, vaya acorde con su madurez cognitiva, social y emocional y no estén en contra de su desarrollo y su salud integral.

En este sentido, la supervisión no se debe supeditar solo al contenido de redes sociales, sino también a lo que observan en las diferentes plataformas de streaming, en televisión, cine, videojuegos o radio.

Uno de los principales riesgos es enfrentarse a contenido para el cual, la persona menor de edad no cuenta con la madurez cognitiva y emocional para poder gestionarlo adecuadamente. Por ejemplo, una persona adulta promedio, tiene la madurez para distinguir que las armas que está utilizando en un videojuego son ficticias y puede distinguir lo real de lo que no lo es y, ya ha configurado su concepto de vida y muerte. Es mucho menos probable que una niña o un niño de tres o cinco años tenga los insumos para lograr este mismo razonamiento.

Lo mismo sucede con la madurez del desarrollo emocional: de esta manera, una persona adulta puede disfrutar de una película de suspenso, que están diseñadas en su mayoría para mantener altos niveles de ansiedad, pero una niña o un niño de siete u ocho años, probablemente no tendrá la capacidad de autorregular esos niveles de ansiedad por más de una hora sin detenerse.

Otros riesgos están relacionados incluso con la integridad física y sexual de las personas menores de edad. Así sucede con fenómenos como el grooming, que es el acoso sexual que experimentan las personas menores de edad en internet; esto puede suceder mediante una amplia gama de plataformas como redes sociales, videojuegos o streaming.

Para una persona en la adolescencia, por la importancia que toma el área social en esta etapa de vida, probablemente resulte muy emocionante conocer personas nuevas mediante un juego en línea o mediante alguna red social. Pero, su desarrollo maduracional aún les dificulta anticiparse a los riesgos, como la suplantación de identidad que puede hacer una persona adulta, haciéndose pasar por otra persona adolescente e interactuar con el chico o la chica.

En línea con lo anterior, está lo que sucede con la exposición temprana a contenido sexual explícito o inapropiado. Una persona menor de edad que se expone a escenas o experiencias sexuales, para las cuáles su desarrollo aún no está listo,  enfrenta riesgos en el desarrollo de su sexualidad, en su construcción del concepto de relaciones saludables y a la interiorización de estereotipos de género.

Las personas profesionales en Orientación, brindan las siguientes recomendaciones para quienes están a cargo de la responsabilidad parental:

  • Las personas adultas responsables del hogar deben prepararse y definir con antelación quién, quiénes o cómo se gestionará el cuido y la supervisión de las personas menores de edad durante estas dos semanas.
  • Es necesario que se regule el uso de dispositivos móviles, adecuando el tiempo a los márgenes que son saludables para la edad de cada caso.
  • Se debe crear espacios de diálogo, en el que se construya en conjunto otras actividades que puedan realizar estos días. Por ejemplo: dedicar tiempo a algún hobbbie, asistir a actividades o clubes artísticos o deportivos de vacaciones, visitar o recibir amistades (bajo supervisión adulta), etc. Lo importante es que no sean actividades impuestas, si no elegidas por la persona menor de edad.
  • Es clave involucrarse en la vida digital de las personas menores de edad desde una posición de apertura y no solo desde la restricción. Esto puede hacerse compartiendo un rato jugando videojuegos, viendo una película, ver redes sociales y, sobre todo, conversar acerca de lo que están observando.
  • Una de las formas más importantes de educar, es el modelado, es decir, que las personas adultas, hagan un uso adecuado y responsable de sus dispositivos digitales.
  • Es importante poner en práctica las herramientas de control parental que traen por defecto los dispositivos móviles o que están disponibles en internet. Estos ajustes y aplicaciones permiten a las madres y los padres, supervisar y regular el contenido al que sus hijas e hijos están accediendo.

Jiménez concluyó:

Definitivamente, los riesgos son muchos, desde tener afectaciones visuales por la sobreexposición hasta verse bajo la amenaza de situaciones tan graves como el grooming y la extorsión por internet, por eso es que desde el  CPO hacemos un llamado a las personas responsables para que no dejen solas a las personas menores de edad”.