Rodrigo Chaves afirmó hace unos días algo tremendo e indignante: “A usted le cuentan que usted es el dueño de este país, pero después van y se meten ahí en un cuarto raro, redactan todos los portones que le están cerrando… eso es lo que le hacen”. ¿Quién le dijo que era el dueño del país? Ya subió del papel de gerente, que dijo tener, al de dueño. “Dueño de nada”, como dice la canción. De su millonaria casa en Monterán, pues sí, pero del país no. ¿Será que el megalómano de Zapote se cree monarca de la Edad Media?

Se deja decir, en San Carlos, que Costa Rica ha sido una dictadura desde 1948. Contra la historia del país y contra el reconocimiento internacional Chaves le roba al pueblo costarricense los motivos para sentirse orgulloso, con el vil propósito de abombar su imagen, que pareciera ser la única cosa que en verdad le importa. Desde que llegó al poder se ha adjudicado obras hechas por anteriores administraciones y no ha escatimado mentiras para presentarse como un redentor.

La moderación no existe en Chaves y entre más exagera más peligroso se vuelve.

Preocupante es también el papel de los monos y monas voladores de este narcisista. Comenzando con el matrimonio Espinoza Cisneros, una pareja que no ha ocultado que la falsedad y las medias verdades son sus herramientas favoritas en política. La responsabilidad de estos dos personajes siniestros en el daño que se le está haciendo al país no debe diluirse, ni disimularse.

A Anna Katharina Müller se le ocurre que lo mejor que puede hacer es seguir permitiendo la reducción del presupuesto de la educación pública del país y para verse más cute, deja plantada a la Defensora de los Habitantes, cuando esta quería información sobre las quejas salariales de docentes del Ministerio de Educación Pública. Lamentable papel el de esta señora que ha venido a empeorar la situación de la ya de por sí alicaída educación del país.

Marta Esquivel primero decía que la Caja Costarricense de Seguro Social estaba quebrada, pero le parecen maravillosas las ideas de vender medicamentos a bajo precio a las farmacias privadas y tercerizar servicios, pagando a médicos en consulta privada y a clínicas privadas. ¡Extraña forma de solventar la situación financiera de la institución!

Nogui Acosta se niega a pagarle a la CCSS, pero Hacienda presupuesta 34,6 millones de colones para un carro para su uso oficial. Recorte para los programas sociales, recorte para la educación, no se le paga a la Caja, pero don Nogui se sirve con cuchara grande de las finanzas públicas.

Con la “boyante” economía del país Chaves quiere gastar la bicoca de 3.000 millones de colones para hacer un referendo, que al principio parecía menú de restaurante oriental y ahora solo busca cantarle a la Contraloría General de la República “No controles” a lo Flans (trío mexicano), porque Chaves es “total”.

De las cosas alarmantes que vemos todos los días de Chaves y su séquito nos queda en claro la falta de coherencia, el irrespeto a todas las instituciones del país,  la improvisación y que los egos con angurria son extremadamente peligrosos.

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