En los cuatro primeros meses de 2024, cruzaron el tapón del Darién más de 30.000 niños y niñas.

El aumento registrado este año del número de niños y niñas que migran a través de la peligrosa selva del Darién hace que esta ruta vaya rumbo a registrar un récord de migración infantil por quinto año consecutivo, según indica el análisis de Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

En los cuatro primeros meses de 2024, cruzaron el tapón del Darién más de 30.000 niños y niñas, lo que supone un aumento del 40% en comparación con el mismo período del año pasado, compartió la agencia de la ONU.

Con base en las tendencias observadas en los primeros cuatro meses y el contexto regional, se calcula que en 2024 podrían cruzar la selva 800.000 personas, entre ellas 160.000 personas menores de 18 años, y es probable que muchas necesiten asistencia humanitaria.

El director ejecutivo adjunto de Unicef, Ted Chaiban, señaló que la migración de niños, niñas y adolescentes a través de la selva del Darién se ha convertido en una crisis prolongada

La selva del Darién no es un lugar para los niños. Muchos niños, niñas y adolescentes han muerto en este arduo y peligroso viaje. Hay mujeres que dan a luz en el camino y traen al mundo nuevas vidas en las circunstancias más complicadas. Muchas de las personas que sobreviven al viaje llegan enfermas, hambrientas y deshidratadas, muchas veces con heridas o infecciones y necesitan ayuda urgentemente”.

Agregó:

Los niños, niñas y adolescentes representan una quinta parte de quienes hacen este trayecto; la presencia y la respuesta de UNICEF son más importantes que nunca. Es fundamental que dispongamos de financiamiento adecuada, que nos permita estar listos para prestar ayuda a estos niños y niñas, sea cual sea su país de origen o destino”.

Unicef detalló que de los 30.000 niños, niñas y adolescentes en tránsito registrados en lo que va de año, casi 2000 estaban separados o no acompañados de sus familias. Al respecto, las cifras de niños, niñas y adolescentes no acompañados y separados se han triplicado respecto a este mismo período de 2023.

El número de personas menores de 18 años en tránsito también aumenta a un ritmo cinco veces mayor que el de personas adultas, agregaron.

Chaiban indicó que, además, los niños y los cuidadores que han hecho este viaje cuentan situaciones angustiosas y desgarradoras. Por ejemplo, dijo que visitó la comunidad de Bajo Chiquito, conocí a una niña venezolana de once años que había quedado separada de su madre durante la travesía por la selva.

Me contó, llorando, lo mal que lo pasó estando sola en la selva. Tuvo que cruzar ríos caudalosos, ver gente herida y hambrienta, y dijo que por la noche todo estaba muy oscuro y oía ruidos que le daban mucho miedo. Tenía hambre, estuvo dos días sin comer nada. Llevaba meses sin estudiar y esperaba que su madre llegara pronto para retomar de nuevo el camino”.

El personal de Unicef apoya a la niñez en tránsito en Darién y en Panamá desde 2018, año en que 522 niños, niñas y adolescentes cruzaron la selva tropical de la frontera con Colombia.

Gracias al apoyo financiero del Gobierno de los Estados Unidos y de la Unión Europea, y a fondos propios, Unicef presta servicios en materia de agua, saneamiento e higiene, protección infantil, gestión de casos, salud materno infantil y violencia de género en puntos críticos situados a lo largo de esta ruta migratoria. Las acciones también incluyen la asistencia a diez comunidades de acogida o impactadas por la migración.

En 2024, la agencia solicitó $7,64 millones de dólares para atender las necesidades urgentes del número cada vez mayor de niños, niñas y familias que transitan por Panamá. Actualmente, apenas se ha recibido un 10% de estos fondos.

Unicef recordó que la región de América Latina y el Caribe presenta una de las situaciones de migración infantil más complejas del mundo. Los flujos migratorios tienen un carácter multidireccional y están interconectados, y muchos países son a la vez lugares de origen, de tránsito y de destino. Hay varios puntos críticos que constituyen ejemplos de migración multidireccional e interconectada, como el tapón del Darién.