El encanto que tienen los parques nacionales, puede que se desvanezca cuando uno intenta visitarlos.
Dos de los parques nacionales de más difícil acceso en Costa Rica son Chirripó y Corcovado. Las dificultades para conseguir el boleto de admisión en estas áreas obstaculizan y frustran los esfuerzos de quienes no pasan del intento. Y si a ello agregamos los costos asociados (traslados, acarreo, hospedaje, alimentación), de seguro estamos ante un turismo exclusivo y excluyente.
Es cierto que los parques nacionales se crearon para conservar los recursos naturales, más que para la visitación masiva de turistas, pero sus atractivos sumados a la presión de las comunidades, guías y empresarios (tour operadores y hoteleros, sobre todo) han diluido las fronteras entre aquel propósito inicial y lo que realmente ocurre hoy. Y así, un parque como Corcovado, que se considera único en el planeta, como lo reconocen las fuentes más acreditadas, está amenazado por la presión de un turismo voraz y la aplicación (o falta) de criterios técnicos, que pueden variar de un día para otro.
También es verdad que los controles digitales habilitados por el SINAC permiten llevar un registro de las visitas a estas áreas, pero la imposibilidad de ejercer vigilancia en un parque, donde los límites son tan vulnerables, hace que se incremente el número permitido de visitas, sin que los dos o tres guardaparques lo sepan nunca (¿o sí?).
Para ingresar al Chirrió se puede comprar el boleto en línea, aunque conseguirlo no es tan fácil, dada la alta demanda; para lograrlo se requiere saber la fecha en que se habilitan entradas y estar presto, a las 12:00 a.m., a ingresar al sitio web y proceder con la compra. En el caso de Corcovado también se puede comprar en línea, pero si uno desea hacer el tour de un día (por lancha) se tienen que alinear al menos tres coincidencias: lograr la compra de boleto al SINAC, conseguir un tour operador con disponibilidad, que a su vez contrate al guía turístico. Para ahorrarse molestias, lo mejor es contratar un tour operador que realice los tres procesos y esto no es barato ($120).
Mención aparte merecen las ADI encargadas de proveer servicios de alimentación y acarreo. Escuché varias quejas sobre lo desproporcionada que es la relación entre precio versus calidad de la alimentación, así como un cierto desdén en el trato, cuando el visitante es nacional.
Mucho trabajo pendiente le queda por hacer al MINAE para atender estas amenazas y otras no menos serias (cacería ilegal, extracción de oro, narcotráfico), que con precisión han denunciado voces autorizadas como las de Eduardo Carrillo y Rolando Portilla.
Mientras tanto, para la mayoría de costarricenses sepan que no les será fácil, práctico ni barato ingresar al Chirripó o al Corcovado.
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