Por Guillermo Ramírez Segnini - Estudiante de la Maestría en Gerencia Financiera de Proyectos

Cuando pensamos en conceptos como “gerencia”, “finanzas” y “proyecto”, usualmente lo asociamos inmediatamente con una empresa —su administración y operación—, con algún producto o servicio y muy comúnmente con trabajo. Sin embargo, ignoramos que nuestra propia vida es homologable a cualquiera de estos conceptos, y debemos aplicarlos a nosotros incluso con mayor dedicación, precisión e importancia, pues vivimos nuestra vida en función de otros proyectos, cuando estos proyectos deberían ir en función de nuestra vida.

Al pensar en gerencia financiera de proyectos, vemos objetivos generales, objetivos específicos, buscamos obtener rentabilidad, debemos gestionar riesgos financieros, detallamos los costos, estimamos los ingresos, especificamos los gastos de diferente naturaleza, puntualizamos la inversión, buscamos un retorno esperado por esa inversión, determinamos la conveniencia de financiamiento y sus condiciones, pensamos a plazos y en valores presentes de las inversiones y sus flujos de efectivo en el tiempo. En síntesis, llevamos a cabo todos los pasos y tomamos en cuenta todas las variables que se deben considerar financieramente en el proyecto, para que este devuelva el rendimiento esperado según sea su objetivo inicial.

En el mundo ideal, cuando trabajamos, estamos comprometidos con nuestra empresa y con nuestras funciones. Siendo así, cuando estamos involucrados en un proyecto desde la perspectiva financiera de este, somos detallistas, responsables e íntegros para cumplir nuestra parte; adicionalmente, nos interesa el resultado del proyecto como un todo integrando las funciones y participación de las demás personas que conforman el equipo de trabajo; estamos de lleno comprometidos con el proyecto y con la consecución de los objetivos planteados por la empresa, porque somos y nos identificamos como parte de esta.

Dicho lo anterior, podemos fácilmente relacionar esta lógica con nuestra vida; indudable e instintivamente, aplicamos todos nuestros mejores atributos en las decisiones que tomamos, nuestra vida es nuestra empresa, somos nuestros propios gerentes generales, financieros, operativos, etc., y al serlo, nos comprometemos con nosotros mismos con entrega y disciplina, para lograr con el mayor rendimiento nuestros objetivos y metas.

Nuestra vida es una suma de pequeños proyectos que integran un gran proyecto general, que cambia según la etapa en la que nos encontremos. Durante nuestra niñez y adolescencia, fuimos parte del proyecto de nuestros padres y su vida; una vez tuvimos edad y confianza para tomar nuestras propias decisiones, comenzó nuestro proyecto personal de vida, y buscamos financiamiento y recursos para llevarlo a cabo; usualmente nos preparamos profesionalmente y buscamos un trabajo que provea dichos recursos. Posteriormente, comenzaron a surgir proyectos nuevos, como nuestro primer auto, ir a vivir solos, construir o comprar una casa, conseguir una pareja, casarnos y formar una familia, emprender un negocio propio, y muchos otros ejemplos son proyectos que suman al proyecto de nuestra vida; y cada uno de estos proyectos requiere una adecuada gerencia financiera.

Tomando como ejemplo la compra de nuestro primer auto (ya que es uno de los primeros deseos obsesivos que tenemos cuando empezamos a generar recursos), es un proyecto que inicia con la selección del auto que queremos; posteriormente, con esto en mente, definimos los recursos necesarios, normalmente aportamos una parte en capital propio y otra parte en financiamiento; analizamos el flujo de efectivo que tendremos posterior a la adquisición y su posible retorno, consideramos costos asociados, depreciación y gasolina; determinamos riesgos potenciales y gestionamos su mitigación y, con todo lo anterior ya completado, procedemos a la adquisición. Este ejemplo aplica para los proyectos subsecuentes que van conformando nuestro paso por esta vida. Es así como podemos aplicar la gerencia financiera —y en realidad la gerencia de proyectos— como un todo a nuestra vida, a un proyecto siempre en marcha y un proyecto que se ajusta constantemente según cada paso que damos, en el que al final buscamos un único éxito, una sola meta, un solo camino: ¡nuestra propia vida!

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.