Un cruel y doloroso aniversario
Este 24 de febrero se cumplieron 2 años del inicio de la cruel, injustificada y violenta invasión de Putin a Ucrania.
Dos años que han contemplado le mejor y lo peor de lo que somos capaces los humanos.
Dos años de virtudes, de heroísmo y magnanimidad.
Dos años en los cuales un pueblo valiente ha hecho frente con heroísmo al ejército invasor de una nación con una producción siete y media veces mayor y una población más de tres veces mayor, que es además una potencia militar y nuclear.
Dos años durante los cuales los pueblos vecinos, en medio de los nacionalismos rampantes, han dado abrigo a millones de ucranianos expulsados por la guerra.
Dos años en los cuales muchas naciones han aceptado sufrir mayores precios por energéticos, alimentos y otros bienes cerrando la importación de ellos desde Rusia.
Dos años en los que Estados Unidos y Europa han sido generosos en compartir recursos y medios para la defensa del suelo ucraniano, y en protección de sus propios intereses de seguridad nacional.
El dolor de la guerra
También dos años de vicios y sus trágicas consecuencias.
Dos años de la empecinada soberbia de Vladimir Putin empeñado en conquistar grandezas imperiales por el sometimiento de un pueblo libre, a pesar de sus enormes costos humanos. Costos que sufre su propio pueblo.
Dos años en los cuales cientos de miles de rusos y de ucranianos han resultado muertos o heridos. Millones de ucranianos han tenido que emigrar interna y externamente. La destrucción de infraestructura y de capital es inmensa.
Dos años de enormes sufrimientos de las familias ucranianas.
Naciones unidas estimó el 3 de octubre pasado que han muerto más de 10.000 civiles ucranianos. El Informe de la Misión de Observación de los Derechos Humanos en Ucrania de Naciones Unidas de esa fecha señala:
El costo mortal de la invasión rusa a gran escala con casi seis víctimas mortales y 20 heridas en promedio cada día entre febrero y julio de este año… Los civiles se enfrentan, además, a torturas, malos tratos, violencia sexual y detenciones arbitrarias. Cientos de personas siguen encarceladas y sus familias desconocen que sucederá con ellos… Los ataques rusos con misiles contra zonas residenciales e infraestructura vital, así como contra instalaciones agrícolas y de cereales, siguen sembrando miedo y destrucción en toda Ucrania. La guerra ha provocado que millones de ucranianos caigan por debajo del umbral de pobreza, una situación que ha empeorado por el amplio daño económico y social causado por los ataques a las instalaciones agrícolas vitales”.
¡Cuántos niños han muerto en la cruel invasión de Putin a Ucrania! El pasado agosto la Fiscalía de Ucrania informó que 512 niños han muerto, 1.152 han sido heridos y 13 han sufrido violencia sexual. Además, desde el inicio de la invasión hasta el 10 de diciembre 19.546 niños han sido deportados a Rusia o desplazados forzadamente de sus hogares en las zonas temporalmente ocupadas por el invasor. Los servicios de inteligencia de Ucrania informan que más de 32.000 personas de esas zonas han sido deportadas a 68 territorios de la Federación Rusa, de los cuales se estima que más de 10.900 son niños.
En Ucrania más de una cuarta parte de los ucranianos han sido desplazados de sus hogares, 5,4 millones por tener que ubicarse en otras zonas de su país y según ACNUR al pasado 21 de noviembre 6,3 millones de ucranianos habían buscado refugio en otros países, muy mayoritariamente en Europa y en ese continente en Alemania y Polonia.
Aproximadamente un 20% del territorio de Ucrania se encuentra invadido por Rusia y la destrucción sufrida por el país es tan inmensa que se estima en un millón de millones de dólares el costo de su reconstrucción. Esto representa más de 15 años de la producción total de Costa Rica.
Y ahora ¿qué?
Desdichadamente en su segundo año la guerra entró en un punto muerto y el ejército ucraniano no pudo lograr avances importantes en su ofensiva del pasado verano.
Pero también en los últimos meses las victorias ucranianas en el Mar Negro han sido tan exitosas que Rusia ha perdido alrededor de 40 por ciento de su tonelaje naval en el mar Negro desde febrero de 2022. Con ello Ucrania ha recuperado la posibilidad de movilizar sus exportaciones.
El sábado antepasado Rusia tomó la ciudad de Avdivka en el Donetsk, al este de Ucrania. Es el primer éxito en los combates de Rusia en 9 meses y significó la captura de muchos soldados ucranianos.
Esto sucede luego de que en los últimos meses hubo dificultades para que la Unión Europea aprobara su masivo programa de ayuda financiera y militar a Ucrania, mientras que los republicanos han impedido la aprobación de ayuda militar de los Estados Unidos. Además, el expresidente Trump, bajo cuyo liderazgo han actuado los representantes de su partido (y que bien puede ganar las elecciones y ser de nuevo presidente) ha amenazado con que Estados Unidos no ayudaría a países morosos de la OTAN que fuesen atacados por Rusia.
Europa enfrenta la necesidad de proveerse su propia defensa ante posibles ataques militares de Putin, y esa no es tarea fácil ni que se pueda ejecutar en poco tiempo.
Ucrania vive momentos muy difíciles. A la muerte, la sangre, la destrucción y el miedo se suma ahora la angustia ante la incertidumbre de la ayuda que necesita para enfrentar al cruel invasor.
Pero el pueblo ucraniano es valiente, ama a su patria y quiere defenderla del invasor. La lucha amenaza ser larga y difícil. La esperanza del triunfo es hoy menor que hace un año.
También en Rusia pasan su factura la preocupación por la guerra, el aumento de los precios y el dolor de las muertes, a pesar del poderío de la dictadura de Putin quien la ratifica con la muerte del patriota ruso Alekséi Navalni en una terrible prisión en Siberia en la zona ártica.
Costa Rica y Ucrania
Las democracias no pueden ser indiferentes a la suerte de los ucranianos ni ante la independencia de su país. Les va en ello la defensa de sus valores, de la integridad territorial de una democracia incipiente y su propia seguridad nacional. Deben apoyar con decisión y eficiencia a Ucrania.
Los costarricenses somos un pueblo cristiano amante de la paz, y aunque seamos una nación no armada lo que es una bendición, tampoco podemos ser indiferentes a la crueldad que se sufre en Ucrania.
Cuando se cumplió un mes de la invasión de Putin a Ucrania publiqué lo que ahora repito:
“NO PODEMOS ser indiferentes a la cruel guerra desatada por Vladimir Putin contra el pueblo ucraniano. NO PODEMOS por humanidad. NO PODEMOS por nuestros Valores”.
“Tampoco podemos por nuestro interés nacional. NO PODEMOS olvidar que no tenemos ejército, y que nos hemos visto amenazados por países que si lo tienen. En el pasado naciones amigas y organismos internacionales han acudido en nuestra ayuda. ¿Quién nos defenderá sin ejército si un dictador nos invade? Por esta realidad nuestra soberanía descansa en el derecho internacional, en el principio establecido en las Naciones Unidas en contra de intervenciones militares unilaterales (Artículo 2.4 de la carta de las NNUU) y en los principios que marcan la OEA. Pero la eficacia de estos instrumentos depende de que se aplique en nuestro favor la solidaridad de otras naciones. Es pues de fundamental importancia para nuestra propia sobrevivencia fortalecer la condena a las invasiones a otras naciones. NO PODEMOS por nuestro propio interés y en protección a nuestra soberanía ser indiferentes a la oprobiosa invasión de Putin a Ucrania”.
“Por valores y por interés debemos oponernos a las guerras y a las invasiones. Nunca se justifican”.
Hoy por interés nacional y en resguardo de nuestra soberanía y dado el panorama internacional y la confrontación con occidente que lideran Putin y Xi Jinping, debemos estrechar las relaciones con Naciones Unidas, la OEA y los Estados Unidos que protegen nuestra seguridad territorial.
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