Siempre nos hemos sentido muy orgullosos de no tener Ejército y que, en vez de gastar parte del presupuesto en armamento, soldados y “policías”, lo invertimos en educación pública. Sin embargo, los resultados de esa política pública no han sido satisfactorios. Por un lado, estamos perdiendo la “guerra interna” contra la delincuencia cuyo lamentable resultado muestra que en el año 2023 batimos el récord con la preocupante cifra de 17 homicidios por 100 mil habitantes y, por otro lado, la mala calidad de la educación pública se nota mucho si se compara su comportamiento con el resto de los países de la OCDE. En el 2022 los puntajes de Costa Rica en la prueba PISA de matemáticas fueron peores que los del 2018 y nos colocó de nuevo en las últimas posiciones de ese ranquin.
La mejor política pública implementada en el país ha sido y seguirá siendo la promoción del desarrollo sostenible de largo plazo mediante la atracción de inversión extranjera directa la cual ha mejorado la productividad laboral del país mediante sendos mecanismos de transferencia tecnológica hacia el mercado doméstico. Como resultado, desde el año 1987 al 2019 la productividad laboral, términos reales, del país pasó de $10 por hora a más de $20; más del doble del valor agregado en dólares por hora trabajada.
Los gráficos muestran la correlación positiva que existe entre el crecimiento de la productividad laboral de Costa Rica y la llegada masiva de empresas extranjeras atraídas por CINDE (la primera agencia de promoción de inversiones del país). Esta historia tiene al menos tres hitos. El primer hito: Intel decidió abrir bajo el régimen de Zona Franca su operación de Ensamble y Testeo (A&T en sus siglas en inglés) de semiconductores en 1997. Antes de aquello, la productividad laboral entre 1987 y 1997 creció a una tasa promedio menor que 1% al año. Después de Intel y hasta el 2019, dicha productividad laboral creció cada año en promedio 2,67%; más de tres veces más rápido que lo que ocurría antes de la decisión de Intel.
Intel envió una señal al mundo que en Costa Rica se podía hacer negocios con empresas extranjeras de media y alta tecnología. Entre el año 1997 y el 2018 CINDE asistió a más de 300 empresas extranjeras que llegaron al país buscando eficiencia y acceso preferencial al mercado mundial desde Costa Rica. El determinante económico más relevante era la disponibilidad y calidad del recurso humano calificado.
En el 2004, segundo hito, arribaron IBM y HP a las Zonas Francas del país gracias a decisiones globales adoptadas por P&G. IBM y HP eran los proveedores de servicios globales más importantes de la época. En el 2010, ocurrió el tercer hito, llegó Abbott Vascular a operar en Zona Franca (en esa época llamada St. Jude Medical) la empresa de dispositivos médicos cardiovasculares y muy sofisticados que en el 2023 fue el exportador de bienes #1 de Costa Rica.
El cuadro muestra la evolución de la tasa promedio de crecimiento anual (TPCA) y nos dice que mientras más pasaba el tiempo y más empresas extranjeras llegaban a operar desde Costa Rica, más aumentaba la velocidad del crecimiento de la productividad laboral y por añadidura directa, también aumentaba la velocidad del crecimiento del producto interno bruto (PIB) per cápita.
Adicionalmente, las empresas de servicios basados en el conocimiento como HP, IBM y P&G, entre muchas otras, lograron que Costa Rica fuera resiliente, en el nivel de empleo y el valor de las ventas al mundo, en los años iniciales de la pandemia y lograron que desde el año 2010 el valor en dólares de sus exportaciones de servicios superó los ingresos de divisas de los extranjeros no residentes que nos visitan cada año (e.g., turismo). Actualmente las exportaciones de servicios basados en el conocimiento representan del orden del 60% de las exportaciones totales de servicios del país.
El crecimiento real promedio del PIB per cápita, PPC, desde $9.419 (FMI) en 1987 a $20.272 (FMI) en 2019 fue explicado en un 86,5% por el crecimiento de la productividad laboral y en un 13,5% por la evolución de la participación de la población en la fuerza laboral ocupada. En otras palabras, las empresas extranjeras que operan en Zona Franca han sido las responsables del crecimiento económico del país. Esperemos que las decisiones del mundo político del país sean consecuentes con esta realidad.
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