Corría el año de 1984, octubre 26, para ser exacto, fecha cuando James Cameron lleva a los cines su célebre película The Terminator. La trama gira en relación con un robot humanoide (Arnold Schwarzenegger) que viaja al pasado para eliminar a Sarah Connor (Linda Hamilton), la madre del futuro líder de la resistencia en contra de las máquinas. Al final, Sarah, junto a Kyle Resse (Michael Biehn), logran vencer al exterminador.

Bueno y con esta introducción, ¿qué pretendo decir? ¿Se aproxima una guerra entre humanos y robots?, ¿es eso? No. Si bien, un enfrentamiento entre seres de carne y hueso contra las máquinas parece distante y poco probable, no olvidemos que ya se han gestado luchas entre seres humanos y máquinas. A principios del siglo XIX (ca 1811), los luditas, un grupo de obreros británicos, se unieron para luchar en contra de las máquinas textiles. Estas personas irrumpían en algunas fábricas destruyendo el objeto de su descontento. ¿Lograron algo a parte de generar disturbios y destruir propiedad privada? No, al final, el avance de la tecnología se impuso. Por dicha solo fue en una ocasi… Eh, eh, no señor, en septiembre del año pasado, un colectivo de escritores irrumpió en los titulares del mundo entero, anunciando una demanda en contra de la empresa OpenAI por haber utilizado sus obras para entrenar el software. ¿Lograrán algo? Posiblemente el resultado sea el mismo de los luditas. La tecnología avanza rápido y nada parece detenerla.

Por ese motivo, vale la pena realizar un llamado de atención sobre los rápidos cambios que experimenta la tecnología y las inevitables consecuencias en la vida de las personas. ¿Por qué? Los escritores no son los únicos que se encuentran amenazados. La inteligencia artificial y los robots empiezan a desplazar a los seres humanos en diversidad de labores. Por ejemplo, Amazon, hoy en día, cuenta con una planilla de 750.000 robots. ¿Saben lo que eso significa? Más o menos el 14% de la población costarricense. Eso no es todo, algunas empresas como Which Wich, al enfrentarse a problemas de contratación actual, encontraron en el software y los avances tecnológicos una solución a sus problemas. Ellos, por ejemplo, desarrollaron un programa llamado YellowLAB Virtual Cashier System, donde, una persona localizada en cualquier parte del mundo puede trabajar como cajero desde su hogar atendiendo a los clientes. Y no nos desplacemos a otras latitudes. Hablemos de los chatbots. Esta variedad de software le permite al usuario evacuar dudas sin necesidad de tener que dialogar con un representante. Cambios importantes acontecen con una rapidez nunca vista.

Los acontecimientos descritos parecen desembocar en una inevitable situación. Algunos trabajos y profesiones se encuentran en las puertas de la extinción. Vale la pena preguntarse, como país, ¿estamos preparados para enfrentar los cambios tecnológicos a la rapidez con que se vienen gestando? Si la respuesta es positiva, pues bien, ¡qué maravilla! Caso contrario, ¿cómo podemos prepararnos? ¿Puede nuestro sistema educativo enfrentar estos cambios y orientar a las futuras generaciones?

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