La cita es a las 6:00 p.m. en el Centro Cultural de España.
La Editorial de la Uned presenta Fronteras Invisibles, un compilado de crónicas del escritor Blas Dotta, quien se dio a la tarea de explorar e investigar nuestra ciudad (lo que sea que entendamos por eso) desde todos los ángulos, presentando como resultado un caleidoscopio urbano tan diverso como nutrido.
Así mientras un relato presenta una cruda y extensa conversación en media calle con un “guachi” el siguiente bien puede detallar el resultado de un café de prensa francesa compartido con un exalcalde en su casa, o bien, de un capuchino con el diseñador de Avenida Escazú. Personajes de la calle, que la habitan y la conocen (incluso desde la “locura” o la ceguera) participan así, taco a taco con todo tipo de académicos y profesionales, en la construcción de un relato que no deja frontera (imaginaria o no) en pie y expone con un ojo sensible y atento todas las realidades que convergen en nuestro casco urbano, desde Cristo Rey (el otro Cristo Rey) hasta Avenida Escazú, desde Alajuelita hasta Sagrada Familia, pasando por un puente colgante que bien podría ser de Moravia, bien podría ser de Coronado.
Si bien la sinopsis de la obra la presenta como un acercamiento a “la capital oculta” lo cierto es que el “muro” (concepto frecuente a lo largo del libro) que “tapa” la realidad explorada solo existe en la imaginación de quienes optan por eludir la realidad, de alguna manera participando así de su propia construcción, como bien lo explica Roberto Guzmán Fernández (ChepeCletas) cuando en una de las crónicas, nos dice: “Creo que la percepción influye mucho, porque, así como se perciba un lugar, así es como se lo va a tratar”.
De charla en charla, Dotta es capaz entonces de ilustrar con precisión no el qué, sino el por qué. Ya sabemos que nuestra planificación urbana es totalmente disfuncional y ya sabemos que la proliferación de residenciales cerrados lejos de “remediar” la inseguridad no ha hecho otra cosa más que engrosar las fronteras invisibles a las que alude el autor. Así las cosas la pregunta no es ¿qué está pasando? sino ¿cómo llegamos aquí? Y, más importante: ¿Hay algo que podamos hacer al respecto? ¿Estamos condenados a consolidar el círculo vicioso del miedo?
“La GAM es el reflejo de las crecientes desigualdades que han aumentado en Costa Rica en los últimos veinte años y que se expresan en las urbanizaciones cerradas que nos dividen y que nos aíslan, porque todo está detrás de la idea de que San José es muy inseguro”, le dice Florencia Quesada Avendaño (autora de La modernización entre cafetales) a Dotta, en una de las crónicas fundamentales del libro.
Fronteras Invisibles no pretende dar respuestas absolutas, pero al reunir una poderosa amalgama de conocimiento (tanto vivencial como académico) sí que deja claro “por dónde es”, incluso destacando numerosos esfuerzos (a menudo invisibilizados) que han apuntado (o tratado de apuntar) en la dirección correcta, a partir de la creatividad, la comunicación, el fortalecimiento del tejido social y por supuesto, la aplicación del conocimiento científico. Todo esto se queda corto, sin embargo, de cara a la improvisación, la burocracia y la falta de voluntad política.
“Si la ciudad es su espacio público, solo un nuevo pacto social, una consciencia de convivencia y una humanización de los territorios, amparados en legislaciones más incluyentes, puede mejorar la ciudad que habitamos”, apunta Dotta, tras conversar con la doctora Karla Barrantes Chaves, especializada en planificación urbana. Ese es, como mínimo, un buen punto de partida. De esa y otras ideas complementarias que propone la obra, se conversará este jueves 22 de febrero a las 6:00 p.m. en el Centro Cultural de España, en el acto formal de presentación del libro.
Nuestra recomendación es no dejar pasar esta oportunidad para disfrutar de un conversatorio que tendrá mucho de letras, pero mucho más de ciudad. Y, sobre todo, regresar a casa libro en mano, con la claridad de que por delante habrá una lectura tan provechosa como estimulante. Cierto es que la ciudad, como punto de encuentro, pareciera cada vez más un concepto difuso y distante, con todo lo que ello implica. ¿Estamos a tiempo de hacer algo? Sigue dependiendo de nosotros. Fronteras invisibles, nos lo recuerda, no sin dejar de recordarnos lo que sucederá caso contrario. En palabras de Edgar Mora Altamirano...
“Si vos no hacés nada, la inercia de la ciudad es a morir, es a deshacerse, a desintegrarse”.