Por Lorena Rivera Duarte – Estudiante de la carrera de Odontología
"Las personas, al igual que las aves, son diferentes en su vuelo, pero iguales en su derecho a volar." - Anónimo
A nivel mundial existen aproximadamente mil millones de personas que padecen alguna discapacidad. Estas condiciones no son sinónimos de alteraciones severas en la cavidad oral, pero sí se ha logrado determinar una serie de señales que indican que hay mala higiene y enfermedades bucodentales, debido a la poca o nula atención odontológica recibida. Se relaciona en gran medida al temor que los profesionales del área odontológica enfrentan al momento de la atención y de las posibilidades económicas que tenga la persona discapacitada o sus cuidadores. Es importante la inclusión de personas con discapacidad, ya que esto significa que la sociedad pueda entender la relación entre la manera en que las personas se desempeñan y cómo participan en la sociedad, así como para garantizar que todas tengan las mismas oportunidades en todos los aspectos de la vida.
En el 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define discapacidad como “un fenómeno complejo que refleja una interacción entre las características del organismo humano y las características de la sociedad en la que vive” (OMS, 2011). El informe mundial de discapacidad estimó que existen más de 1000 millones de personas conviviendo con alguna discapacidad (OMS, 2013). El bajo nivel socioeconómico, ser parte de un grupo minoritario y el desempleo están asociados con la infrecuente prevención de enfermedades orales y, a su vez, con las altas tasas de enfermedades bucodentales. Las diferentes discapacidades físicas y cognitivas limitan la adecuada remoción de placa dentobacteriana, lo que lleva consigo el desarrollo de enfermedades de la cavidad oral de alta prevalencia en esta población, como la caries dental y la enfermedad periodontal (Marulanda et al., 2011). Las alteraciones de la salud en términos de estados funcionales se siguen llamando discapacidades y abarcan tres niveles: la corporal, que es una deficiencia en la estructura corporal; el individual, que son limitaciones en la actividad del sujeto, y la social, que es la restricción a la participación social en términos de igualdad con las personas del entorno (Cáceres, 2004).
Entonces, ¿a qué se debe que las personas con discapacidad tengan una salud oral deficiente? El bajo nivel socioeconómico, ya que ser parte de un grupo minoritario y la dificultad para obtener empleo, están asociados con la no prevención de enfermedades orales y, a su vez, con las altas tasas de enfermedades bucodentales. El acceso a los servicios de salud y el transporte son dos de los motivos principales por los que las personas con discapacidad no reciben los cuidados que necesitan. Al igual que el acceso desigual a los edificios (hospitales, clínicas), equipo médico, mala señalización, puertas angostas, falta de ascensores, baños y zonas de estacionamiento (Rocha, 2013).
Se puede concluir, que las personas discapacitadas tienen el derecho a recibir la misma atención de salud que la población en general, por eso, el personal sanitario debe estar preparado para su atención. Es importante recalcar que una buena atención dental, un adecuado diagnóstico y tratamiento, aporta grandes beneficios al control de la salud del paciente. Es necesario erradicar o disminuir la deficiencia de los tratamientos dentales asociados a la severidad de la discapacidad que padezca la persona y mejorar la infraestructura de los centros de salud.