Por Juan Pablo Soto – Estudiante de la Maestría en Gerencia de Proyectos
Todo negocio requiere fondos para operar, esta es una realidad ineludible a la que se enfrentan constantemente los responsables de su estrategia. Dicho financiamiento, en el caso de los emprendimientos, está dado con los ahorros personales de sus propietarios, mientras que en las grandes corporaciones multinacionales se da mediante la emisión de acciones en el mercado bursátil. La forma en que se administren dichos recursos —no solo en términos de costo, sino también de la oportunidad— resulta crítico a la hora de tomar decisiones determinantes para el éxito de la empresa.
En este contexto, cuando una organización puede acceder a diferentes fuentes de financiamiento, uno de los factores más útiles es la búsqueda de la alineación entre los flujos de efectivo que saldrán como parte de su repago, en comparación con los flujos producidos gracias a dicho fondeo, lo cual se conoce como calce de plazos. Dicha estrategia permite la compartimentalización de las operaciones de la compañía, de forma tal que los activos adquiridos se encarguen de cubrir los pasivos subyacentes, y así se maximice el valor de los recursos disponibles. Por ejemplo, si una compañía adquiere una maquinaria nueva por tres millones de colones hoy, y su producción adicional se estima en un millón de colones al mes durante cinco años (hasta que deje de funcionar y deba ser reemplazada), entonces una estrategia inteligente de financiamiento consiste en obtener un préstamo por un plazo similar (cinco años), con una cuota de 800 mil colones al mes.
De esta forma, los flujos incrementales de las ventas podrán ser capaces de absorber los flujos incrementales de la cuota bancaria. Por el contrario, si la decisión es adquirir la misma maquinaria, pero a un plazo más corto —tres años, por ejemplo— esto se verá reflejado en una cuota bancaria más alta de 1.2 millones de colones, que necesitará que la organización obtenga los recursos adicionales de otras fuentes, ya sea de utilidades acumuladas o bien de préstamos adicionales, pero esta vez sin colateral y por lo tanto con un costo mayor, lo que agrega complejidad e ineficiencia, tanto al proceso productivo como para los mecanismos de financiamiento, incrementando la exposición de la organización a múltiples riesgos adicionales.
En los casos ilustrativos arriba expuestos dicha estrategia se vuelve clara; sin embargo, en la vida real existe una serie de variables que le agregan dificultad al planeamiento y ejecución de dichas técnicas. En primer lugar, las organizaciones deben lidiar con múltiples proyectos de forma simultánea, compitiendo por los recursos disponibles. Por otra parte, las fuentes de financiamientos pueden verse restringidas por las condiciones particulares del negocio (una empresa sin historial crediticio tendrá más dificultades de acceder a nuevos empréstitos). Adicionalmente, el equipo de liderazgo de la empresa debe darles prioridad a las cuestiones operativas, muchas veces restándole visibilidad al tema del financiamiento.
Las condiciones arriba descritas tienen un impacto directo en el éxito de los negocios, principalmente aquellos con limitado acceso a fuentes de financiamiento, como lo es el caso típico de los emprendimientos, que deben iniciar usando su capital personal, que, a pesar de no ser un financiamiento formal, tiene un plazo de recuperación muy amplio. Además, las operaciones que este fondea son a corto plazo para la adquisición de materia prima y el costeo de salarios, por lo que dicho descalce de plazos termina llevando a la bancarrota a un sinnúmero de negocios antes de que
sean capaces de alcanzar el nivel de madurez necesario para acceder a condiciones crediticias más adecuadas para su giro de negocio.
Dicho lo anterior, es determinante para el planeamiento de cualquier estrategia de negocio, la coordinación entre los flujos de caja relacionados con el financiamiento y aquellos inherentes a los activos productivos, de forma tal que la compañía cuente con una estructura financiera robusta, enfocada en alcanzar sus objetivos en el largo plazo y maximizar el valor de su inversión.