Siendo que vivimos en tiempos de tomar agua envenenada al mejor estilo de Erin Brockovich (véanla está en Netflix), y que las presas nos están haciendo plantearnos si es tiempo de empezar a chocar los carros del prójimo como vía de escape (vean Beef en Netflix) o de una, poner bombas pues ya no hay nada que perder (vean Relatos Salvajes en HBOMax) pensé en recomendar una película feliz que nos lleve a un mejor lugar por unos minutos... en cambio mi primera recomendación será, una de nazis.
Ni este texto, ni los que vendrán son críticas de cine, pese a eso, la recomendación es honesta y de corazón la/lo invito a ver La zona de interés. Ahora bien, no voy a entrar a decir que elementos de fotografía, de guión, etc, la vuelven una gran película, para eso están los críticos. Lo que sí les puedo decir es que cuando salgan del cine tendrán de qué hablar y sobre qué pensar, para mí, el gran valor del relato es no tanto lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.
¿De que va? Mi sinopsis sería algo así como, lo que sucede durante lo que parece ser un periodo de unos seis meses (de verano a invierno) en el seno de la familia de un alto mando del ejército nazi que tiene tareas directivas en Auschwitz. Ahora, la casa de esta linda familia está ubicada justo al lado del muro del campo de concentración, por lo que el sonido de la maquinaria, balazos, gritos y llantos acompañan sus vidas como música de fondo. La película no es explicita en ningún momento, más violencia se ve en las tiendas SYR o en cualquier cantina de su elección en un día de clásico, no hay casi violencia en pantalla, como dice Alejandro Calvo, es el horror fuera de foco.
A alguien creo que le escuché decir algo así como que no hay felicidad absoluta ni tristeza completa (podría ser que fue en una entrevista de La Cruda a un sobreviviente del accidente en los Andes, vean La Sociedad de la Nieve en Netflix y escuchen La Cruda en Spotify), pero dicho lo anterior puede ser que la frase venga de cualquier otro lado, yo me invento cosas. El punto es que la película tiene un perrito que aparece casi en todo momento y siendo como creo, que si hay algo divino en la tierra se manifiesta en los perritos, me hizo pensar que ahí donde reina la maldad siempre se cuela algo de bondad, y esa es la reflexión esperanzadora del día (“There is a crack, a crack in everything, that's how the light gets in”, escuchen a Leonard Cohen).
Finalmente, vean esta película porque nos retrata a muchos y muchas en algún grado, nuestro pujante subdesarrollo ha construido no pocos muros que dividen la opulencia de la carencia, el campo de golf de la la comunidad empobrecida, el muro que divide la pseudo seguridad de la clase media acomodada del que Dios nos acompañe. Y así, como la familia de la película vive muy tranquila mientras al otro lado del muro se escuchan los disparos, pues nosotros también lo hacemos, tenemos mucho en común.
Solo por si acaso no sabían inmediatamente frente a la Carpio (muro incluido) hay una cancha de Golf y una escuela de equitación. Pasa en las películas, pasa en la vida, pasa en TNT. Entonces, dicho lo dicho, la recomendación de hoy es La zona de interés, y que esta semana nos agarre confesados.
La zona de interés (2023, Jonathan Glazer) está proyectándose en Magally, Mall San Pedro, Cinemark.