Las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) son eventos sumamente esperados. Para aquellos que siguen con optimismo los temas a tratar en las negociaciones, estas reuniones representan la posibilidad de presenciar cambios significativos en los compromisos y ambiciones establecidas por los países del Anexo I, considerados como los mayores emisores de gases de efecto invernadero.

Centroamérica es una de las regiones más vulnerables del planeta ante los efectos adversos del cambio climático, pero aún no se reconoce adecuadamente esa vulnerabilidad. A pesar de esto, los países de la región han asumido un compromiso ambicioso para contribuir al cumplimiento del Acuerdo de París, con el objetivo de evitar que la temperatura global aumente más de 1.5 grados Celsius a finales del siglo XXI.

El principio del fin

La CMNUCC concluyó con un acuerdo que ha sido denominado por el secretario ejecutivo de la ONU, Simon Stiell, como el "principio del fin". Aunque aún no se ha definido completamente la eliminación completa de los combustibles fósiles, parece ser el inicio del camino hacia su erradicación y la creación de oportunidades para las tecnologías sostenibles.

Pero, ¿realmente estamos entrando a la era del fin de los combustibles fósiles? Esta parece una utopía posible solo en una serie de Netflix o en las películas y esa es la impresión que ha dejado la conclusión del acuerdo: sigue sin escucharse el llamado urgente que hizo la ciencia hace casi una década de eliminar el uso de combustibles fósiles, que son los principales causantes del calentamiento global, hacia el final del siglo.

Causa preocupación la postura de los principales países productores de petróleo, que rechazaron la propuesta de reducir drásticamente la producción de combustibles fósiles, proponiendo acciones más conservadoras, como la captura de CO2 y la eliminación de subsidios. Esta lista de países productores incluye a Dubái, el país anfitrión del evento.

Financiamiento climático

Uno de los logros destacados de la COP28 fue el aumento significativo de los fondos destinados al financiamiento climático, que superan los 12 mil millones de dólares, que serán gestionados a través del Fondo Verde del Clima. Cabe mencionar que el acceso a estos fondos implica grandes esfuerzos técnicos y económicos para países en desarrollo como Honduras, que hasta la fecha no ha logrado acreditarse ante el fondo.

Además, se anunciaron nuevos compromisos de financiamiento en adaptación para los países menos desarrollados, con un presupuesto de 188 millones de dólares destinado al Fondo de Adaptación. Con este paso se espera cumplir con el objetivo global de adaptación.

Aunque la financiación se ha incrementado, los niveles de vulnerabilidad de la región centroamericana es alta y los montos de financiamiento que puedan llegar a los países no son suficientes para implementar los planes y estrategias que se han definido. Esto significa que las poblaciones más pobres, postergadas, vulnerables y excluidas seguirán siendo las más afectadas, especialmente aquellas ubicadas en las zonas costeras y en el Corredor Seco Centroamericano.

Pérdidas y daños

Se logró la puesta en marcha del nuevo fondo para pérdidas y daños, pero sin incrementar los compromisos ni las ambiciones en la adaptación, lo que resulta paradójico porque sin acciones que incrementen la resiliencia las pérdidas y los daños en la región irán en aumento e incrementarán los costos.

El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha señalado en sus informes que para las poblaciones más vulnerables ya es demasiado tarde para adaptarse a las consecuencias del cambio climático.

Para alcanzar la carrera del cambio climático el sueño de erradicar los combustibles fósiles definitivamente debe hacerse realidad, lo que supone un paso importante para frenar un daño irreversible en el planeta. Este no es un proceso sencillo, pero es imperativo iniciarlo pronto, de una manera justa y diferenciada.

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