Estamos a las puertas de una nueva elección. Este 4 de febrero, tenemos la oportunidad de expresarnos en las urnas para elegir a nuestras autoridades municipales. En total, nos corresponde elegir 6.212 puestos entre Alcaldías, Vicealcaldías, Regidurías, Sindicaturas, Intendencias, Viceintendencias, Concejalías de Distrito y Concejalías Municipales en los 84 cantones del país.
Se trata, además, de la elección de nuestras autoridades más directamente relacionadas con nuestra cotidianeidad en materia de seguridad, recolección de residuos, aceras y rampas accesibles, mantenimiento de parques y zonas verdes, iluminación de las comunidades, asfaltado de caminos, mantenimiento y construcción de puentes, apoyo a la cultura local, entre muchas otras.
No obstante, es la elección a la que menos le damos importancia. Si bien viene mejorando la participación en los últimos años, los porcentajes de abstencionismo no dejan de ser alarmantes: 77,2% en el año 2002, 76,2% en el 2006, 72,1% en el 2010, 64,6% en el 2016 y 63,7% en el 2020.
Las causas pueden ser muchas y van desde el desconocimiento, el conformismo, el descontento y el desinterés, hasta otras más profundas como por ejemplo la sensación de no sentirse representado por ninguna de las ofertas que los partidos políticos presentan para estas elecciones, lo cual, también debe encender todas las alarmas.
Nuestro país no atraviesa por su mejor momento. La crisis de seguridad es cada día más preocupante, el desempleo y la falta de oportunidades mantienen en angustia y desesperación a buena parte de la población. Mientras tanto, la crisis del sistema político se manifiesta en una gran parte de los representantes populares en el Gobierno y la oposición, con falta de capacidad, experiencia y liderazgo para afrontar con entereza las grandes demandas ciudadanas. Salvo contadas y notables excepciones, una gran mayoría toma decisiones de cara a los temas coyunturales y con ansias de protagonismo mediático: sin rumbo, sin planificación, sin interés de resolver integralmente.
Como nunca antes vemos un ataque permanente y sistemático hacia las instituciones democráticas, el marco de legalidad, el Estado solidario y la libertad de prensa.
Todas estas manifestaciones de crisis juntas, sirven de caldo de cultivo para la consolidación de plataformas políticas populistas que recogen el descontento e invierten más esfuerzos en alimentar las disconformidades a través de mentiras, teorías de conspiración, manipulación de datos y ataques polarizantes, en lugar de buscar soluciones técnicamente fundamentadas, responsables, consensuadas y viables.
Es por ello, que hoy el llamado es a que asumamos nosotros también nuestra cuota de responsabilidad a la hora de ejercer el voto. Haciendo, como deberíamos de hacerlo siempre, un ejercicio de análisis de propuestas, liderazgos y equilibrios entre la experiencia y la capacidad de actuar con decisión en los momentos difíciles que enfrentamos.
No seré tan irreverente como para decirle en un artículo de opinión por quién votar, pero si me tomaré la libertad de sugerirle que valore algunos aspectos para su toma de decisiones, partiendo de la premisa inicial que políticos perfectos no existen, porque no hay nada más imperfecto que la política. De hecho es la ciencia de lo perfectible, de lo mejorable, de hacer que las cosas necesarias para la población sean posibles a través de procesos de negociación, diálogo y esfuerzo.
Le sugiero que valore cualidades básicas de las personas que se postulan: honestidad, experiencia, preparación, habilidades de diálogo y negociación, fortaleza para no dejarse chantajear, compromiso con las comunidades y claridad en cuanto a la hoja de ruta a seguir para salir adelante ¿Es capaz de tomar decisiones necesarias aunque sean impopulares?
En el análisis de las propuestas y planes de gobierno municipal es fundamental que nos fijemos en los “cómo”, porque todos sabemos lo que nuestros cantones requieren, pero no todos quienes se postulan saben cómo enfrentar las decisiones. ¿Son viables sus propuestas? ¿Cuánto presupuesto le va a asignar a cada tema? ¿Cómo lo piensan financiar? ¿Tienen el equipo de personas capacitadas para hacerlo? ¿Es una ocurrencia que suena bien pero no tiene sustento técnico? ¿Su propuesta viene a desmantelar derechos y conquistas sociales? ¿Puede hacerlo desde la Municipalidad o requiere el involucramiento de otras instituciones?
¿Le dará el voto a los mismos sobre los que pesan escándalos de corrupción o a sus herederos? ¿Le dará el voto a quienes llevan prometiendo lo mismo elección tras elección y no hacen por donde cumplirle? ¿Votará por figurones que hablan mucho y hacen poco?
¿Y sobre los grandes temas qué le proponen?: Manejo de residuos sólidos, protección del recurso hídrico, infraestructura accesible, limpieza de ríos y playas, protección de zonas verdes, reordenamiento vial, seguridad ciudadana, igualdad y equidad de género, atención de personas en situación de abandono y situación de calle, desarrollo sostenible participativo e inclusivo, proyectos de vivienda, oportunidades para las personas con discapacidad y personas adultas mayores, bienestar animal, nuevas tecnologías, simplificación de trámites, apoyo al turismo y el emprendimiento local, entre otros.
Analice pros y contras, piense muy bien su voto, realice su propio balance como ejercicio de responsabilidad y hágase sentir en las urnas.
Incluso en este enlace del Tribunal Supremo de Elecciones puede buscar las candidaturas de su cantón y analizar sus programas de Gobierno municipales.
Hoy más que nunca, el país urge de votantes racionales, que actúen responsablemente y piensen en el bienestar del país y de cada una de sus comunidades. Estamos a tiempo.
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