Durante las últimas semanas del año que recién terminó se dio en Nicaragua una nueva escalada de persecución de la dictadura de Ortega y Murillo contra la Iglesia Católica.
Antecedentes
Desde que Daniel Ortega fue electo presidente de su país en 2007 empezaron las violaciones a la ética, a la constitucionalidad y a los derechos humanos. Su elección fue posible gracias a una vergonzosa negociación que permitió al sandinismo bajar a solo 35% de los votos el monto mínimo requerido para ser electo, a cambio de puestos públicos para los amigos del Expresidente Alemán y de que no se le persiguiera por hechos de corrupción.
Luego fue reelecto inconstitucionalmente en 2011 y en 2014 se cambió la constitución para que pudiese ser reelecto indefinidamente.
Para las elecciones de 2016 no se aceptaron observadores internacionales, se despojó al líder tradicional de la representación del principal partido de oposición, entregándola a un amigo del sandinismo. También se invalidó la representación de otro pequeño partido opositor. Después se invalidó la candidatura presidencial del candidato por la Coalición Nacional por la Democracia dejando el camino despejado para una elección prácticamente sin contendor. Posteriormente se anuló la credencial de los 28 legisladores opositores electos en 2011 y se nombró Rosario Murillo, esposa de Ortega, candidata a la vicepresidencia.
La pareja Ortega Murillo se quitó el disfraz democrático después de las protestas de 2018 que se originaron en un incremento en las contribuciones al sistema de pensiones.
Las protestas fueron atrozmente reprimidas por la policía y por organizaciones paramilitares del gobierno. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos estima que se asesinó a 355 personas, la mayoría jóvenes que habían salido en pacífica protesta, en las calles de Managua y otras ciudades. La dictadura encarceló a cientos de personas y hasta se impidió dar asistencia a los manifestantes heridos que llegaban a los hospitales. Una vez más, cientos de miles de nicaragüenses tuvieron que emigrar.
Persecución contra la Iglesia Católica
Después de esos eventos el obispo auxiliar de Managua monseñor Silvio José Báez fue sacado por el Vaticano de su país para impedir que lo asesinaran.
Desde entonces Ortega y Murillo en distintas oportunidades han calificado a sacerdotes como “terroristas”, "golpistas", “demonios de sotana”. Ortega se refirió a la Iglesia Católica como “una dictadura, la dictadura perfecta, es una tiranía, la tiranía perfecta”.
A partir de mediados de 2018 se producen los siguientes hechos contra la Iglesia Católica, en orden cronológico: paramilitares agreden a obispos y sacerdotes en Carazo; atacan la Iglesia de La Divina Misericordia, en Managua, donde murieron dos personas; se incendia la imagen de la Sangre de Cristo con más de 380 años de antigüedad, en la Catedral de Managua ; el gobierno de Ortega y Murillo retira el beneplácito del Gobierno al nuncio apostólico, Waldemar Stanislaw Sommertag a fin de que abandone el país; ese gobierno expulsa sin justificación alguna a 18 religiosas Misioneras de la Caridad ,la orden fundada por Santa Teresa de Calcuta hacia Costa Rica; las autoridades de Ortega y Murillo prohíben a la Catedral de Managua una procesión que había programada con la imagen peregrina de la Virgen de Fátima; se acosa, se intenta detener y se acorrala a Uriel Vallejos y Harving Padilla, párrocos de las iglesias en Sébaco y Masaya; las autoridades detienen a 3 sacerdotes: el párroco de la Iglesia del Nazareno en Nandaime, Granada; el párroco del Perpetuo Socorro de Boaco y el párroco de Espíritu Santo de Malukuku; la policía impide a los fieles el acceso a la Parroquia Santa Lucia en Ciudad Darío.
Además, el gobierno de Ortega y Murillo clausuró 6 estaciones de Radio de la Sede de Matagalpa: Radio Hermanos, Radio Nuestra Señora de Lourdes, Radio Nuestra Señora de Fátima, Radio Alliens, Radio Monte Carmelo, y Radio San José. Posteriormente TELCOR sacó del aire a otras tres televisoras católicas.
La saña contra el Obispo Ronaldo Álvarez
En medio de esa cruel persecución el amor a su grey y la valentía de Monseñor Álvarez son conmovedores.
En agosto de 2022 arbitraria y groseramente se produjo la detención en la Curia Episcopal del obispo de Matagalpa monseñor Rolando Álvarez y sus compañeros: el primero y segundo vicario de la Catedral José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios; Óscar Escoto, párroco de la iglesia Santa María de Guadalupe; Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II; el padre Raúl González; los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira, y el camarógrafo Sergio Cárdenas.
En febrero de 2023 fueron sacadas de sus sitios de detención, y enviadas como expatriados a los Estados Unidos 222 personas arbitrariamente y sin ninguna legitimidad condenadas a penas de prisión por ejercer sus elementales libertades. Inconstitucionalmente y violando los más fundamentales principios del derecho internacional de los derechos humanos se les arrebató su ciudadanía, se les declaró traidores a la patria y se les expropió sus legítimos bienes.
Once de esos prisioneros políticos expulsados y desnacionalizados son servidores de la Iglesia Católica: los sacerdotes Benito Enrique Martínez Gamboa, Sariel Antonio Ugarrios Cano, Ramiro Reynaldo Tijerino Chávez, Oscar Danilo Benavides Dávila (que fue el primer sacerdote condenado por los mismos delitos imputados a monseñor Álvarez), José Luis Díaz Cruz; el diácono Raúl Antonio Vega González; los seminaristas Melkin Antonio Centeno Sequeira, y Drawin Leiva Mendoza y los laicos Sergio José Cárdenas Flores, Manuel Antonio Obando Cortedano y Wilberto Antonio Mejía.
Como el obispo de Matagalpa se negó a abandonar a su grey, Ortega y Murillo lo condenan sumaria y arbitrariamente a 26 años de prisión.
Unos meses después ante negociaciones del Vaticano y el gobierno de Ortega, el obispo de Matagalpa de nuevo se negó a abandonar su país, en una nueva muestra de su valor en soportar la cárcel para estar cerca de sus conciudadanos, dar ejemplo de dignidad y sacrificio, y alentar la lucha por la democracia y la libertad.
Los hechos más recientes
En su obcecada arremetida contra la Iglesia la dictadura Ortega-Murillo prohibió la operación e incautó en marzo de 2023 los bienes de dos importantes universidades: la Universidad Juan Pablo II, con sedes en Managua, Juigalpa, Granada, Matagalpa, y la Universidad Cristiana Autónoma de Nicaragua (UCAN) con sedes en Chinandega, Estelí, Juigalpa, León, Masaya, Matagalpa.
Poco después en agosto cerró e incautó los bienes de una de las universidades de mayor prestigio y reconocimiento en América Central, la Universidad Centroamericana UCA, de los padres jesuitas. Fue fundada en 1960 y es la universidad más querida de nuestro vecino país.
También el pasado mes de marzo se impidió la operación de Caritas de Nicaragua, la organización de la Iglesia Católica en ese país dedicada a llevar alivio material a personas en estado de necesidad, y se vio forzado a pedir refugio en Costa Rica monseñor Marcel Diouf, encargado de negocios ad interim de la Santa Sede en Nicaragua, con lo que quedaron rotas sus relaciones con el vaticano.
El presbítero Johnny Guerrero, de la Diócesis de León, tuvo que abandonar Nicaragua junto a su conductor después de recibir noticias de que iba a ser apresado.
El pasado mes de octubre 12 sacerdotes fueron expatriados al Vaticano. Son Manuel Salvador García Rodríguez, José Leonardo Urbina Rodríguez, Jaime Iván Montesinos Sauceda, Fernando Israel Zamora Silva, Osman José Amador Guillén, Julio Ricardo Norori Jiménez, Cristóbal Reynaldo Gadea Velásquez, Álvaro José Toledo Amador, José Iván Centeno Tercero, Pastor Eugenio Rodríguez Benavidez, Yessner Cipriano Pineda Meneses y Ramón Angulo Reyes.
Muy recientemente, el 20 de diciembre la dictadura de Ortega y Murillo detuvo un día después de orar por el Obispo de Matagalpa Monseñor Rolando Álvarez, a otro obispo, a Monseñor Isidoro Mora, titular de la Diócesis de Siuna, en la Región Atlántica de Nicaragua, junto con dos seminaristas, Alester Sáenz y Tony Palacio.
Y desde esa fecha hasta el 1 de enero inclusive se ha arrestado a 17 sacerdotes, dos de ellos, Oscar Escoto y Jader Guido han sido liberados.
De los 15 que siguen detenidos cinco son monseñores y la mayoría, ocho de ellos, son de la arquidiócesis de Managua.
De estas recientes detenciones siguen presos monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Marcos Díaz Prado, párroco de la iglesia Santo Tomás Apóstol del Puerto de Corinto, monseñor Silvio Fonseca, párroco de la iglesia Santa Faz. Vicario de Familia, Niñez y Juventud de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Miguel Mántica, párroco de la iglesia San Francisco de Asís, ubicada en el Reparto Bolonia de la Arquidiócesis de Managua, y monseñor Jaime Ramos de la Diócesis de Chinandega
También los sacerdotes Pablo Villafranca, párroco de la iglesia Nuestro Señor de Veracruz en Nindirí, Masaya; Héctor Treminio, párroco de la iglesia Santo Cristo de Esquipulas, Managua; Fernando Calero, párroco de Nuestra Señora de Fátima Rancho Grande, Matagalpa; Mykel Monterrey, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Candelaria de la Arquidiócesis de Managua; Raúl Zamora, párroco de la iglesia Jesús de la Divina Misericordia de la Arquidiócesis de Managua; Gerardo José Rodríguez, párroco de la iglesia Purísima Concepción, ubicada en el Reparto Belmonte de la Arquidiócesis de Managua; Jader Hernández, párroco de la Iglesia Madre del Divino Pastor en Nejapa; Ismael Serrano, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de la Arquidiócesis de Managua; y José Gustavo Sandino Ochoa, párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores en Santa María de Pantasma, Diócesis de Jinotega.
Ante esa despiadada y descarada persecución obispos y conferencias episcopales de todo el mundo han levantado su voz de condena. El Papa Francisco ha manifestado dos veces en estos días su dolor y preocupación por esa persecución. La Arquidiócesis de San José pidió orar en Navidad en todos los templos por la Iglesia de Nicaragua y por nuestros queridos vecinos.
Pidamos a Dios que termine esa terrible prueba que viven nuestros vecinos, y que los nicaragüenses salgan fortalecidos de ella con fe, esperanza y amor para que construyan respeto a la dignidad y a la libertad de todas las personas, democracia y Estado de derecho.
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