En buena teoría, el Estado promueve que la mayor cantidad posible de personas tengan una buena calidad de vida; esto se realiza mediante el ejercicio del poder en los distintos niveles que la Constitución Política vigente dimensionó. En resumen, esta diseñó una instancia nacional, compuesta por los tres Poderes de la República —Legislativo, Ejecutivo y Judicial— y el Tribunal Supremo de Elecciones, y uno local, integrado por los gobiernos locales de cada uno de los 84 cantones del país -—os últimos dos que se crearon, Monteverde y Puerto Jiménez, se instaurarán en las elecciones municipales de este año—.
Esta división ha sido producto de una influencia mundial histórica que propone la descentralización del ejercicio del poder y una mayor participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, lo cual, evidentemente, se logra bajando el poder al nivel de la población y colocándoselo en sus manos cada vez más. Costa Rica no ha sido ajena a este fenómeno. De ahí la importancia de las municipalidades en el país.
Los gobiernos locales son los administradores de los intereses locales de las personas habitantes del territorio en donde ejercen su jurisdicción. Sin embargo, históricamente, se les ha dado un papel menor al que realmente pueden ejercer. La recolección de los residuos sólidos, el buen estado de gran parte de la red vial, el mantenimiento de parques y zonas públicas, entre otras, son algunas de las acciones más famosas y visibles. Pero, en reiteradas ocasiones he planteado que las municipalidades son las instituciones con mayor potencial para mejorar la calidad de vida de las personas, pues sus competencias no sólo son en todo el territorio del cantón, sino que casi alcanzan a las del gobierno nacional, pues pueden accionar en casi todas la temáticas.
Le invito a que sueñe en un lugar utópico: un lugar limpio, ordenado, con un paisaje, si bien de ciudad, bonito; hay naturaleza que es admirada, cuidada y aprovechada sosteniblemente; cuenta con todos los servicios para desarrollarse con calidad de vida; hay bajos niveles de inseguridad, oportunidades laborales para la mayoría de personas y una economía sana y equilibrada; tiene programas de asistencia a quienes ocupan ayuda social e impulso hacia su propia independencia socioeconómica, ya sea porque temporalmente están impedidos de valerse por sí mismo, o porque por alguna circunstancia de la vida, quedaron inhabilitados de por vida para esto; hay lugares de recreo, ocio y esparcimiento, donde se ve arte y deporte; existe una estructura de ejercicio del poder sana, madura y democrática, donde el respeto a la paz, la democracia y el Estado social y democrático de derecho es más importante que las diferencias de criterio, visión y filiación partidaria; hay sistemas de movilidad sostenible y amigables con todas las personas; cuenta con infraestructura accesible y con diseño universal, para garantizar que todas las personas cuenten con las mismas posibilidades de circulación; los Derechos Humanos son promovidos, garantizados y defendidos, como pilar fundamental de la sociedad en la que viven; los animales son respetados y cuidados y existen claramente respaldados los derechos de la naturaleza; se respira aire limpio y se consume agua potable; tiene alimentos de calidad y en cantidad suficiente, producidos en su mayoría por agricultores nacionales; cuenta con mecanismos suficientes para que la población participe en la toma de decisiones; las mujeres pueden caminar por cualquier espacio sin que sean agredidas por el simple hecho de ser mujeres; se valora y trata con especial atención a poblaciones históricamente vulnerabilizadas, para reivindicar sus derechos y dotarles de igualdad y equidad frente a las demás personas; las personas son respetadas por el simple hecho de ser personas, sin importar los aspectos que le caractericen (religión, etnia, estatus socioeconómico, género, orientación sexual, filiación partidaria, origen, etc.).
Un lugar muy bonito, sin lugar a dudas, y que en su mayoría se pensaría que es imposible de lograr. Bueno, pues con las autoridades locales correctas muchos de estos aspectos podrían ser realidad, pero para ello se requiere, obligatoriamente, de su participación como persona ciudadana. Las personas gobernantes no llegan al poder por el simple hecho de desearlo, sino que les llevan ahí las personas que votaron por ellos y ellas. No valorar bien su voto o no ejercerlo, es dejar a la suerte y a la decisión de las demás personas el destino de su calidad de vida.
Si usted fuera accionista de una empresa altamente rentable, apuesto a que no dejaría la toma de decisiones en las manos de otras personas. Pues resulta que usted es accionista de su cantón; salga a votar como una de las decisiones más importantes que ha tomado para garantizar que “la empresa” que le mejora la calidad de vida sea bien manejada y le lleve cada vez más cerca de aquel lugar utópico que nos permitimos soñar.
Contar con municipalidades bien dirigidas, con visión política y eficiencia y eficacia en su accionar, contribuirá con la lucha por la promoción y defensa de los Derechos Humanos de todas las personas, de una mejor economía y de una sociedad estable y pacífica.
Costa Rica es un país dichoso y dotado de muchas potencialidades. Sólo nos falta creérnosla y responsabilizarnos por lo que nos toca como personas ciudadanas. Por esto, le invito a que salgamos a votar y trabajemos por una mejor Costa Rica, para quienes la ocupamos ahora y para quienes vendrán en el futuro.
Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.