2023 se convirtió en el año en el que más muertes violentas enlutaron nuestro país. Con desparpajo, nuestro presidente y su ministro de Seguridad afirmaron que la mayoría de las víctimas son producto de disputas territoriales entre bandas narcotraficantes.

Da la impresión de que en esa medida no conmueven tales muertes a nuestras autoridades, porque “se están matando entre ellos”; como si esos “ellos” no fueran parte del “nosotros” que habita en este pedacito de tierra, nunca antes tan conmocionada por la violencia criminal.

Son múltiples las causas que aumentan la criminalidad: la falta de empleo y oportunidades educativas; las diferencias sociales donde los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres; la ausencia de programas sociales, culturales y educativos que minimicen esas diferencias y nos devuelvan el sentido de comunidad.

Pero, hoy me interesa escribir sobre una idea que me ha estado dando vueltas en la cabeza últimamente. Se trata de la responsabilidad de los consumidores respecto de todas esas muertes. Y no solo las muertes en Costa Rica, que ha cerrado el 2023 con una cifra récord, sino de las muertes en el resto del planeta, ligadas al narcotráfico.

Sé que la dependencia física y psíquica a las drogas solo puede superarse mediante la ayuda de profesionales capacitados y, ojalá, todas las personas en esa condición pudieran hallar el apoyo necesario para superar la dependencia.

Pero también hay otras personas que utilizan drogas ilícitas de manera recreativa, que no han desarrollado algún grado de dependencia. Es en esas personas en las que he pensado ante la ola de violencia.

Creo que desde un posicionamiento ético podría responsabilizárseles, en alguna medida, de la violencia ejercida en el tráfico de drogas. ¿Estarán sus manos manchadas con la sangre de las víctimas de tanta violencia?

Estas son tan solo algunas reflexiones y preguntas que me he planteado en los últimos días. Ojalá que aquellos que están a punto de contactar a sus proveedores de drogas ilícitas, también reflexionen un poco antes de hacerlo.

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