De ninguna manera pretendo justificar el sanguinario ataque por parte de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre, cuyo resultado fue la muerte de aproximadamente 1200 civiles (hay distintas cifras) y el secuestro de, aproximadamente, otros 250 civiles. Luego de casi tres meses, se estima que casi 100 civiles, principalmente israelíes, siguen secuestrados luego del ataque del 7 de octubre. Los ataques de Hamás han sido ampliamente documentados y no iniciaron este año.

Lo anterior no me hace justificar a Israel ni validar la brutalidad y salvajismo de su ejército en contra de civiles palestinos; por motivos de espacio será en una futura entrega cuando me referiré a los miles de palestinos encarcelados en Israel desde hace años.

Ante el ataque de Hamás, el Estado de Israel respondió de forma totalmente desproporcionada con la operación militar “Espadas de Hierro”, una operación sangrienta que lejos de constituir el ejercicio del llamado derecho de defensa (tema para abordar en otro momento) resulta más propia de una “limpieza étnica” o de un genocidio. Sí, dije genocidio.

La reacción de Israel ha dejado ya al menos 20 mil civiles palestinos asesinados, léase de nuevo, más de 20 mil civiles palestinos asesinados en menos de tres meses, incluyendo al menos a 7 mil niños y niñas, mujeres, hombres, profesionales de la salud, periodistas e inclusive personal de Naciones Unidas. Además, los bombardeos han dejado miles de civiles heridos, falta de servicios básicos, bombardeo de hospitales, escuelas y campos de refugiados (así reconocido por las autoridades estatales de Israel).

Son aproximadamente 247 civiles palestinos asesinados diariamente en menos de tres meses, 10 civiles asesinados por hora, uno cada seis minutos, esto es una masacre y es inaceptable. Ningún Estado puede llamarse civilizado cuando comete una matanza generalizada so pretexto de “defensa”, “derechos divinos”, “venganza” o “guerra contra el terrorismo” o todas las anteriores.

Las violaciones sistemáticas del Estado de Israel contra los civiles palestinos no iniciaron el 8 de octubre, sino que han sido perpetradas impunemente durante décadas y han sido ampliamente documentadas por reconocidas organizaciones internacionales de derechos humanos. Una de ellas es la organización B´Tselem, surgida en Israel y que al igual que miles de judíos en el mundo repudian las políticas segregacionistas y abusivas del Estado de Israel en contra de los palestinos. Al respecto, en el sitio web de B´Tselem puede leerse:

Desde sus inicios en 1989, B´Tselem ha venido documentando, investigando y publicando estadísticas, testimonios, videos, artículos y reportes sobre las violaciones de derechos humanos por parte de Israel en los territorios ocupados”.

Los territorios ocupados a los que hace referencia la organización B´Tselem son Gaza, Cisjordania y Jerusalén del Este. Esto que digo no me hace “antisemita” ni seguidor de Hamás o grupos afines, todo lo acá señalado tiene respaldo documental.

Por definición el Apartheid es un crimen de lesa humanidad según el artículo 7 del Estatuto de Roma, el cual no ha sido ratificado por Israel (tema para una segunda entrega), esta definición no es del todo idéntica a la definición dada en la Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid, la cual, tampoco ha sido ratificada por Israel. No obstante, Israel ha ratificado la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, cuyo artículo tres detalla:

Los Estados partes condenan especialmente la segregación racial y el apartheid y se comprometen a prevenir, prohibir y eliminar en los territorios bajo su jurisdicción todas las prácticas de esta naturaleza”.

A inicios del año 2022, Amnistía Internacional (fundada en 1961) presentó el informe “El Apartheid israelí contra la población palestina”, el cual demuestra las violaciones sistemáticas de los derechos de la población palestina por parte de Israel desde antes del 07 de octubre. Anteriormente, en abril de 2021, Human Rights Watch presentó el informe “Se ha traspasado el umbral: Las autoridades israelíes y los crímenes de apartheid y persecución”.

Recientemente, Human Rights Watch también indicó que Israel usa el hambre como arma de guerra contra los civiles palestinos señalando:

Las fuerzas israelíes están bloqueando deliberadamente el suministro de agua, alimentos y combustible, al tiempo que impiden intencionadamente la asistencia humanitaria, aparentemente arrasando zonas agrícolas y privando a la población civil de objetos indispensables para su supervivencia”.

La Organización Mundial de la Salud en un comunicado del 21 de diciembre alertó:

La población de Gaza, que ya ha sufrido bastante, se enfrenta ahora a la posibilidad de morir como consecuencia del hambre y de enfermedades que podrían tratarse fácilmente en un sistema de salud operativo. Hay que poner fin a todo esto. Los alimentos y otras ayudas deben llegar en mucha mayor cantidad. La OMS reitera su llamamiento a un alto el fuego humanitario inmediato”.

Por otra parte, Save the Children (fundada en 1919) también ha alertado de la catástrofe en Palestina señalando:

Según el nuevo análisis, Save the Children teme que, si persisten el asedio y los bombardeos actuales, miles de niños más morirán de hambre y enfermedades relacionadas. La ONU estima que más de 337 mil niños menores de cinco años y 155 mil mujeres embarazadas y lactantes en toda Gaza necesitan apoyo nutricional para salvar sus vidas; sin embargo, más de la mitad de ellos se encuentran en el norte de Gaza y están casi completamente aislados de cualquier ayuda humanitaria, incluidos los servicios de salud”.

Las violaciones sistemáticas del Estado de Israel hacia los civiles palestinos debilitan los cimientos del derecho internacional humanitario, es decir los cuatro Convenios de Ginebra, todos ratificados por Israel y Palestina.

La situación en Palestina es una tragedia humanitaria que además del drama humano debilita la credibilidad del Sistema de Naciones Unidas (ya desde antes cuestionada y cuestionable), pero lo más importante es que la vida de centenas de miles de civiles en Palestina está en riesgo, junto con la de civiles israelíes que siguen estando secuestrados.

La crisis humanitaria y la incapacidad de la ONU para poner un alto al fuego deja particularmente al descubierto las carencias del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el famoso poder de veto de sus cinco miembros permanentes (Estados Undios, China, Francia, Reino Unido y Rusia).

El Estado de Israel ha ignorado sistemáticamente decenas de resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas. El pasado 25 de diciembre el ministro de Relaciones Exteriores de Israel manifestó en sus redes sociales: “Que no guardara silencio ante la hipocresía de Naciones Unidas” y asegurando que no otorgaran ni renovaran visas al personal de Naciones Unidas para trabajar en Israel.

Resulta realmente alarmante que un Estado miembro de Naciones Unidas recurrentemente ignore el derecho internacional y cuestione la legitimidad de la ONU simplemente porque varios órganos y organizaciones de Naciones unidas como UNICEF, ACNUR, la OMS, entre otras, y expertos y expertas de Naciones Unidas han hecho llamados al cese al fuego, o han señalado la situación inhumana a la que está siendo sometida la población palestina.

El delito de genocidio se encuentra tipificado en el Estatuto de Roma (que no ha sido ratificado por Israel) y en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948 (ratificada por Israel).

El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial advirtió este 21 de diciembre de la deshumanización y discurso del odio en contra de los palestinos por parte de autoridades israelíes, señalando tener una “profunda preocupación por el discurso de odio racista, la incitación a la violencia y los actos genocidas, así como la retórica deshumanizante dirigida a los palestinos desde el 7 de octubre de 2023 por parte de altos funcionarios israelíes, funcionarios gubernamentales, miembros del Parlamento, políticos y figuras públicas”.

Además: “muy alarmado por el deterioro de la situación de los derechos humanos en la Cisjordania ocupada y Jerusalén desde el 7 de octubre, incluidas las restricciones a la libertad de circulación, el aumento en el uso ilegal de fuerza letal por parte de las fuerzas israelíes y en el aumento de la violencia de los colonos, lo que llevó a asesinatos y lesiones de palestinos, incluidos niños, así como el importante aumento de arrestos y detenciones arbitrarias de ciudadanos palestinos de Israel y palestinos en los países ocupados Cisjordania y Jerusalén Oriental, en las que más de 3.000 palestinos han sido arrestados y seis palestinos han muerto bajo custodia israelí desde el 7 de octubre de 2023”.

Este año se cumplieron 75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos, desafortunadamente parece que no hemos aprendido nada de los genocidios de Ruanda, Bosnia, Namibia, Armenia y del holocausto contra los judíos.

Miles de judíos (quizás decenas de miles) en el mundo han calificado las acciones de Israel como un genocidio, incluyendo expertos en el tema y familiares de sobrevivientes del holocausto, clamando “Not in my name”, mientras que desde hace años decenas de miles (quizás centenas de miles o millones) de personas venimos sumándonos al “Free Palestine”. No obstante, la presión internacional, los movimientos de protesta y todas las medidas legítimas deben mantenerse para detener esta atrocidad.

Paz.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.