El cierre y apropiación de INCAE Business School por la dictadura nicaragüense es un atropello contra la institucionalidad centroamericana.

Un pincelazo de historia

En marzo de 1963 el presidente John F. Kennedy se reunió en San José con los presidentes de Centroamérica. Es una visita de la que guardo muy especiales recuerdos familiares. Estábamos recién casados Lorena y yo y vivíamos con mis suegros a la par de la residencia de la Embajada de Estados Unidos donde el presidente Kennedy llegó en un helicóptero rara vez visto en aquellos tiempos. Fue una visita al inicio de las erupciones del Irazú, que nos vistieron de ceniza.

En esa reunión inspirados con el rápido crecimiento de la industrialización en América Central y ante la necesidad de desarrollar y tecnificar empresas centroamericanas y con la iniciativa de hombres de negocios locales encabezados por don Francisco de Sola de El Salvador, los presidentes de las seis naciones solicitaron al presidente Kennedy su ayuda para establecer una empresa que formara gerentes muy capacitados.

El presidente Kennedy con ese propósito solicitó la colaboración de la Escuela de Administración de Negocios de la Universidad Harvard, la cual se logró a pesar de dudas por parte de la facultad de esa entidad, una de las más prestigiosas universidades del mundo con una escuela de negocios de extraordinaria reputación y méritos.

Harvard dedicó tres de sus profesores a ayudar a establecer INCAE, aportó sus programas y el sistema de casos. Incluso uno de esos profesores fue su primer rector. También dio formación en su sede en Massachussets a muchos de sus profesores iniciales.

La primera actividad académica de INCAE fue el Programa de Alta Gerencia (PAG) que tuvo lugar en Antigua en 1964 con participación de altos ejecutivos de los seis países.

Ya desde ese entonces y después de una oferta de Antigua de donar un terreno para la sede de INCAE, diversos países también promovieron otras posibilidades. Luego de una muy meticulosa selección se escogió un terreno de 70 hectáreas en Montefresco, una serranía cercana a Managua.

Para construir las primeras instalaciones los Comités Nacionales de los seis países promovieron donaciones privadas y oficiales. Las instalaciones han sido siempre de gran calidad, acordes con la devoción a la excelencia que ha caracterizado esta institución de origen y características verdaderamente centroamericanas.

Los resultados son extraordinarios: INCAE ha sido reconocido como una muy destacada escuela de negocios. En 2019 The European la clasificó como la número 1 de en Latinoamérica. En 2022 QS Global Ranking como número 1 en Centro y Sur América y Finantial Times como número 1 en Latinoamérica y 59 en el mundo.

La acción del gobierno de Ortega y Murillo

La arbitraria y confiscatoria acción del gobierno de Nicaragua al apoderarse del campus de INCAE en ese país se inscribe en una serie de acciones de similar naturaleza.

Se han dado iguales cancelaciones de sus personalidades y confiscación de bienes a otras 27 universidades incluidas la Evangélica Nicaragüense Martin Luther King, la de Occidente, y más recientemente la Universidad Centroamericana (UCA), una institución con una extraordinaria historia de propiedad de los jesuitas que están en Nicaragua desde antes de su independencia, que ha sufrido extrema violencia en su contra de parte de la dictadura nicaragüense. ¡A la UCA se la acusó de terrorismo!

Y claro estas violaciones de los derechos políticos y civiles de universidades son parte de una sistemática persecución a la sociedad civil y a la Iglesia Católica. Un breve resumen de las brutales violaciones a los derechos humanos hasta el pasado mes de marzo, por la dictadura que oprime a Nicaragua, puede verse en “No podemos ser indiferentes ante las crueles violaciones a los derechos humanos en Nicaragua”.

Las manifestaciones de abril de 2018 fueron sangrientamente reprimidas. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fueron asesinadas 355 personas en las calles de Managua y de otras ciudades, la mayoría jóvenes que habían salido en pacífica protesta. El gobierno de Ortega y Murillo encarceló arbitrariamente a cientos de personas y se llegó hasta impedir a médicos dar asistencia a los manifestantes heridos que llegaban a los hospitales. Decenas de miles de nicaragüenses emigraron sintiéndose amenazados.

Desde entonces, según Naciones Unidas, a más de 3000 organizaciones de la sociedad civil se les ha cancelado la personalidad jurídica y a muchas sus bienes les han sido confiscados.

La confiscación de INCAE en Nicaragua es una grosera violación a los derechos a la educación de sus habitantes, al derecho a enseñar, a la propiedad privada, a la libertad de empresa, a la libertad de asociación.

Pero en este caso no es solo una afrenta a los habitantes de su país.

La arbitraria e injustificable acción de la dictadura de Ortega y Murillo es un crimen contra Centro América. Es una institución de alta enseñanza centroamericana, soñada y construida por presidentes, gobiernos y empresarios de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

Es una institución construida con aportes de los gobiernos y los empresarios de los seis países.

¿Es este el aprecio del Gobierno actual de Nicaragua por nuestra institucionalidad regional? ¿Es esta la conducta que corresponde a habérsele permitido designar a un candidato suyo para secretario general del SICA?

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