Está otra vez en la palestra una propuesta para vender el Banco de Costa Rica. En este caso se trata de un proyecto de ley presentado por el Poder Ejecutivo. El proyecto debe merecer debida atención de la Asamblea, y de la comunidad interesada en temas de finanzas públicas, del sector financiero y de la organización de nuestro estado. En mi opinión potencialmente mejora la distribución de recursos en favor de las tareas prioritarias del Estado, mejora las finanzas públicas y si se le introduce una importante modificación disminuye los costos de operar con el sistema bancario.

Empiezo transparentemente recordando que en el programa de Gobierno Soluciones para el Futuro que planteamos en la campaña electoral en la que los costarricenses me hicieron el alto honor de elegirme presidente, explícitamente señalamos en el acápite Presupuesto y Gasto Público: la Garantía para la Estabilidad:

Para cumplir el compromiso con un costo de vida estable y gozar de precios estables y salarios reales crecientes, el Dr. Miguel Angel Rodríguez también se comprometió a ... • Privatizar el Banco de Costa Rica, BICSA; INS y FANAL.”

De manera que con la idea estaba de acuerdo cuando la condición de las finanzas públicas era mucho más favorable que la actual, a pesar de que se había experimentado un aumento en el déficit fiscal durante el gobierno en ejercicio durante esa campaña. La relación deuda pública a Producto Interno Bruto (PIB) era de 40% y no de más de 63%, como es ahora.

Para analizar el proyecto primero hay que aquilatar si esa venta afecta las tareas que debe desarrollar el estado costarricense en nuestros días para propiciar el bien común, y de qué manera lo hace.

¿Qué tareas cumple el Banco de Costa Rica? y ¿es posible su venta?

La respuesta sencilla es las de un banco comercial. Si, además es el banco que tiene cuentas corrientes del gobierno y de otras entidades públicas, es un banco que hace competencia a los bancos privados, y que tiene el fidecomiso para llevar adelante la construcción de la carretera de San José a San Ramón.

La función de banca comercial no es una función típica del Estado. En Costa Rica el monopolio estatal que existió del manejo de los depósitos en cuenta corriente respondió a la necesidad de recursos de la Junta de Gobierno en 1948, y dejó de existir hace ya casi 30 años.

Las otras tareas que cumple el Banco de Costa Rica las cumple el otro banco estatal, el Banco Nacional de Costa Rica, o si no las cumple se le pueden traspasar.

Podemos entonces preguntarnos si, ¿dadas las limitaciones de toda entidad, es conveniente que nuestro estado dedique esfuerzos a operar un banco comercial que nada adicional aporta a su actividad esencial, o será mejor dedicar esos recursos y esfuerzos a las tareas urgentes en educación, seguridad pública, salud, infraestructura, apoyo a las familias en pobreza, manejo ambiental, administración de justicia, reforma de los sistemas previsionales?

La respuesta me parecía en la campaña presidencial de 1997-1998 y durante el gobierno obvia e igual que ahora: zapatero a tus zapatos. Emplear las capacidades de planear, de dirigir, de controlar, de supervisar, de rendir cuentas, de rectificar —que son escasas— y los recursos financieros —que también son limitados— a las tareas prioritarias del Estado.

Pero, después del engaño con que se evitó la apertura de los monopolios de telecomunicaciones, electricidad y seguros fue imposible promover la venta de los entes públicos que habíamos propuesto en campaña.

La venta del Banco de Costa Rica es fiscal y administrativamente conveniente

Desde el punto de vista hacendario la relación deuda pública a PIB a finales del año pasado fue de 63,7% y para finales de este año la estiman Hacienda y el Banco Central (BCCR) en 63,8%. Es muy alta. Por eso la regla fiscal limita mucho el crecimiento del gasto público y congela los salarios nominales, por lo que con la alta inflación del año pasado los empleados públicos han sufrido una importante reducción en su capacidad de compra.

Si los recursos estimados provenientes de la venta del BCR se destinan a pago de la deuda pública adelantada se bajaría esa relación a 61% y estaríamos ya a las puertas de bajar de 60%, con lo que se flexibiliza la regla fiscal, puede crecer más el gasto público de ahí en adelante y los salarios dejan de estar congelados.

La venta del Banco de Costa Rica permitiría mejorar el sector bancario

Pero el proyecto tiene una grave omisión que debe corregirse.

Se debe incluir una provisión para que la venta se realice a un banco de primer orden que se comprometa a dedicar el Banco de Costa Rica a trabajar al detalle en cuanto a busca de cuentas corrientes y a su concesión de crédito. Esto no debería afectar significativamente el precio de venta.

Con la apertura de la banca al sector privado el costo de intermediación se redujo muy considerablemente. Esto es, disminuyó la diferencia entre la tasa que pagan los bancos comerciales por recibir fondos y la tasa de interés que cobran por sus préstamos. Pero ese costo de intermediación sigue siendo muy elevado. Si se logra disminuirlo aumentaría el beneficio por ahorrar y disminuiría el costo de invertir.

Después del primer impacto de la ruptura del monopolio estatal del manejo de los depósitos bancarios a la vista en la disminución del costo de intermediación, la situación se acomodó con bancos públicos con altos costos de operación y bancos privados con elevadas ganancias.

Por eso sería ahora muy conveniente la irrupción de un banco que asuma las operaciones del BCR con una visión de banca al detalle, buscando obtener depósitos a la vista y dando crédito a empresas pequeñas y medianas y a personas, no concentrándose en el sector corporativo. Ello pondría nueva competencia que disminuiría el costo de intermediación con los beneficios señalados.

Por estas razones se debería dejar de lado los prejuicios y aprobar con la modificación indicada la propuesta del gobierno.

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