La motivación económica de cada proyecto de inversión extranjera explica qué factores estructurales de las economías anfitrionas serán potencialmente más relevantes en la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED). Según su motivación, la IED se agrupa normalmente en cuatro tipos (Dunning, 1993):
- Orientada a satisfacer el mercado local.
- Orientada a la búsqueda de recursos naturales.
- A la búsqueda de activos estratégicos.
- Orientada a la búsqueda de eficiencia.
Para la inversión orientada a satisfacer el mercado doméstico, el atractivo fundamental de una economía es el tamaño del mercado local y su tasa de crecimiento. Costa Rica tiene un mercado local pequeño y no muy atractivo si lo comparamos con México y Brasil. Para la IED que busca explotar recursos naturales, el determinante económico fundamental lo será obviamente la disponibilidad de tales recursos en la economía receptora. El país no permite la explotación de petróleo ni gas natural, tampoco la extracción de oro y no tenemos yacimientos de cobre. Solo se puede explotar recursos naturales renovables (e.g., frutas tropicales) y usar fuentes alternativas como el viento y la energía solar para generar electricidad. Sin embargo, el monopolio del ICE no permite la competencia con grandes empresas extranjeras en la generación de electricidad.
Activos estratégicos son inversiones que tienen como objetivo central adquirir recursos y capacidades que, para la firma inversora, pueden contribuir a mantener y acrecentar sus capacidades competitivas centrales en los mercados regionales o globales. Unos ejemplos de este tipo de inversión en el país son la realizada en infraestructura turística y en el sector inmobiliario para la inversión en segundas casas en la playa de extranjeros no residentes.
Por último, la IED orientada a la búsqueda de eficiencia, el determinante económico fundamental es la disponibilidad de mano de obra calificada de bajo costo en relación con su productividad. A diferencia de los recursos naturales o del tamaño del mercado, la eficiencia y la competitividad no son un dato para los países, sino ventajas que pueden ser creadas, en parte mediante políticas adecuadas (Cubero, 2006). Dado lo anterior, la competencia entre muchos países por atraer este tipo de IED es feroz y su atracción depende fuertemente de los esfuerzos y las estrategias de promoción que hacen las agencias de inversión.
Un análisis muestra que la IED orientada a la búsqueda de eficiencia es la que lidera los flujos de entrada en Costa Rica en los últimos 5 años:
El 76,5% de los flujos promedios de ese período son aportados por las empresas extranjeras que buscan eficiencia contratando el talento humano costarricense y atraídas en su mayoría por CINDE. Estos flujos son los únicos que han crecido a una saludable tasa promedio del 12,9% cada año desde el 2018. Los flujos de las otras tres motivaciones han decrecido en promedio cada año del período analizado.
Es claro que la inversión extranjera que genera empleos de calidad, encadenamientos productivos y mejora la productividad laboral del país no llega sola a Costa Rica. ¡No podemos arriesgar la capacidad instalada y exitosa para atraer estas empresas innovadoras al país!
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