En medio de una creciente preocupación por los problemas ambientales y la escasez de recursos, el concepto de economía circular ha surgido como una solución revolucionaria para abordar estos desafíos.

Año con año, como humanidad rompemos el récord en generación de residuos. Para dar un ejemplo, se estima que en Costa Rica se generan entre 1 kg y 1,5 kg de residuos sólidos por persona al día.  De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para el año 2018, la industria del plástico se posicionaba como la tercera industria más grande de Costa Rica y para ese año generábamos como país un aproximado de 550 toneladas de residuos de plástico al día.

La difícil degradación de este material plantea desafíos ecológicos en todo el planeta. Aunque su impacto medioambiental ha obligado a todos los países a buscar alternativas para aumentar el reciclaje y reducir los residuos, parece que todavía falta mucho para poder prescindir de él completamente y lograr su prohibición dentro de nuestras economías. Es por esto que es fundamental impulsar marcos regulatorios que permitan la reconversión industrial y la migración hacía modelos como la circularidad.

La economía circular propone un enfoque innovador que rompe con el paradigma tradicional de "usar y tirar", y promueve la idea de que los residuos pueden ser recursos valiosos en un sistema más inteligente y sostenible. Este modelo se basa en los principios de reducir, reutilizar, reciclar y recuperar. En contraste con el modelo lineal de producción, este modelo busca mantener los productos en uso durante el mayor tiempo posible y evitando su acumulación en vertederos que actualmente son espacios de crisis en cuanto a su manejo.

Un aspecto fundamental de la economía circular es el diseño de productos y servicios con una mentalidad centrada en la sostenibilidad. Esto implica reconsiderar la forma en que se fabrican los productos, utilizando materiales renovables y biodegradables siempre que sea posible, y eliminando el uso de sustancias tóxicas, sobre esto creo que es importante recordar que más del 90% de los plásticos del mundo se producen a partir de combustibles fósiles, una razón más para prohibir la explotación petrolera. Además, se fomenta la durabilidad y la reparabilidad de los productos, de modo que puedan ser utilizados durante más tiempo y reparados en caso de averías.

La reutilización también desempeña un papel clave en la economía circular. En lugar de descartar los productos después de su uso inicial, se fomenta su reutilización en otros contextos o mediante la implementación de sistemas de alquiler, intercambio o compartición. Esto no solo reduce la cantidad de residuos generados, sino que también disminuye la demanda de nuevos productos y, por lo tanto, la extracción de recursos naturales.

Cuando la reutilización ya no es posible, el reciclaje se convierte en la siguiente opción preferida en la economía circular. A través de procesos de reciclaje eficientes, los materiales pueden ser transformados en nuevas materias primas y reintroducidos en el ciclo de producción.

En el libro titulado “La basura no existe: Hacia el suprarreciclaje y la economía circular”, se aclara de forma muy pertinente que la economía circular es “un conjunto de herramientas y estrategias, y dentro de ella el suprarreciclaje es una de las herramientas y responde a uno de los primeros estadios para la circularidad, en el cual se procura aprovechar y recuperar todos los materiales que han sido generados y están siendo subutilizados”. Esto ayuda a minimizar la contaminación y los impactos ambientales asociados con la extracción y producción de nuevos materiales.

Sin embargo, la economía circular va más allá del suprarreciclaje y abarca la idea de la recuperación de recursos. En este enfoque, se busca extraer valor de los residuos que no pueden ser reciclados en su forma original. Esto puede implicar la recuperación de energía a través de procesos de valorización energética o la extracción de materiales valiosos de los residuos, como metales preciosos o nutrientes, para su reutilización en nuevos productos.

Uno de los ejemplos más destacados de la economía circular en acción es el concepto de la "industria de los residuos" en lugar de la "industria de los recursos". En lugar de ver los residuos como un problema, se consideran como una oportunidad para la creación de nuevos empleos y el impulso de la innovación. Mediante el desarrollo de tecnologías avanzadas de gestión de residuos, se puede transformar esta "basura" en recursos productivos, generando beneficios económicos y ambientales significativos.

La transición hacia una economía circular requiere la colaboración de múltiples actores, incluyendo empresas, gobiernos, consumidores y organizaciones no gubernamentales. Las políticas y regulaciones favorables pueden estimular la adopción de prácticas circulares por parte de las empresas, mientras que los consumidores pueden desempeñar un papel fundamental al tomar decisiones de compra sostenibles y apoyar a las empresas que adoptan enfoques circulares.

Además, la educación y la sensibilización desempeñan un papel crucial en la promoción de la economía circular. Es fundamental que las personas comprendan los beneficios y las oportunidades asociadas con este enfoque, así como la importancia de su participación activa en la reducción, reutilización, reciclaje y recuperación de materiales.

La economía circular ofrece un enfoque revolucionario hacia la sostenibilidad al redefinir nuestra relación con los materiales y los recursos. Al adoptar los principios de reducir, reutilizar, reciclar y recuperar, podemos crear un sistema más inteligente y eficiente que minimice la generación de residuos y promueva la conservación de los recursos naturales. La economía circular no solo ofrece soluciones a los desafíos ambientales y de escasez de recursos, sino que también presenta oportunidades económicas y sociales significativas. Es hora de abrazar este cambio de paradigma y construir un futuro más sostenible y próspero para las generaciones venideras.

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