El gobierno de la República Islámica de Irán presentó en los últimos días un nuevo misil hipersónico con capacidad de recorrer 1.400 kilómetros y lo denominaron “Fattah” (conquistador), incluso publicaron carteles en las calles con subtítulos en árabe y hebreo con la inscripción “400 segundos hasta Tel Aviv”, manteniendo la retórica clásica de enfrentamiento contra el gobierno israelí.

A pesar de la propaganda utilizada por Teherán, donde mencionan el poder de dicho misil con posibilidades de no ser detectado por radares e incluso puede penetrar sistemas defensivos, lo cierto es que, de acuerdo con analistas en temas militares, este misil no estaría lejos de otros existentes, incluso en su producción de sistemas balísticos.

También, dicho cohete tiene capacidades similares a los misiles de fabricación rusa, como los Khinzal y a los chinos DF41 que tienen importante poder, pero tienen poca capacidad de maniobra, al no contar con tecnología que le pueda modificar el trayecto como ocurre con los misiles crucero dirigidos con motores scramjet que les permite esta “movilidad”, de igual manera los planeadores hipersónicos que también tendrían esta capacidad.

Aun así, es un importante logro en los factores persuasivos para el liderazgo del régimen iraní porque han mostrado un crecimiento en sus capacidades bélicas a pesar de los intentos de bloquear su desarrollo militar a través de sanciones, las cuales incluyen el factor nuclear como una de sus metas y sobre lo cual se ha intentado bloquear todo avance iraní.

El desarrollo del misil hipersónico Fattah no es un elemento menor, cada uno de estos sistemas balísticos de largo alcance tienen capacidad de portar material nuclear, por lo cual, no solamente es una amenaza por el uso en una guerra convencional de Irán contra alguno de sus enemigos regionales; principalmente Israel, sino que es altamente nociva la posibilidad que este material termine en manos de actores no gubernamentales que puedan ser peligrosos.

El gobierno iraní ha logrado importantes alcances en cuanto al aumento de su influencia y poderío, aprovechando por un lado el vacío que paulatinamente ha generado el gobierno estadounidense ante su salida de la región, y por el otro aprovechando los vínculos con gobiernos como China o Rusia que les ha dado un respaldo que incluso ha forzado a otros actores de la zona a buscar puntos de equilibrio o nuevos vínculos de protección.

Ante esto, el acuerdo de restablecimiento de relaciones entre los gobiernos de Irán y Arabia Saudita, contó con el apoyo e impulso del gobierno chino en manos de Xi Jinping, quien incluso ha mostrado un importante cambio en las políticas de no intervención que tradicionalmente adoptaba China y que aprovechan en la actualidad para abrirse brecha con sus propios proyectos de liderazgo global y de inversión en infraestructura para generar ingresos a su economía.

Los países árabes pese a este acercamiento con Teherán por una cuestión de necesidad no abandonan su idea del peligro que representa para la región por sus objetivos incluso de carácter hegemónico y expansionista en lo que se denomina la zona del Levante donde tiene influencia en países como Siria, Irak y el Líbano. De esta forma Israel también ha optado por una política de diplomacia para acercarse a países árabes cruciales; como los países del Golfo y Marruecos, fortalecer los vínculos existentes desde hace décadas; Egipto y Jordania.

Finalmente, lo de Irán requiere también una estrategia occidental para reubicarse en la zona, darles soporte a sus principales aliados y plantear una política efectiva que contenga el empoderamiento de este país en la región y la ponga en peligro de una cada vez más marcada carrera militar compitiendo por el dominio y el poder en Oriente Medio.

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