Les doy la bienvenida a este Horizonte Abierto.

Agradezco la oportunidad de expresar opinión en Delfino.cr. Es la oportunidad de participar en un medio dinámico, nacido en la vorágine de los cambios, representativo de las nuevas tendencias de la comunicación.

Es también la oportunidad de poder compartir con una audiencia más joven que quienes me han leído en estos últimos años, una audiencia muy exigente, un conjunto de personas que creo tiene una visión del mundo diferente a la mía.

Creo que fue mi recordado y querido compañero de estudios universitarios y admirado amigo de toda una vida Jaime Daremblum quien me compartió un pensamiento rabínico de la edad media:

Tu y yo somos diferentes. Gracias a Dios, si no una de las dos personas sobraría.

La vida me ha enseñado a disfrutar de intercambiar con personas que tienen modelos mentales para interpretar la realidad, diferentes al que en mis 83 años se me ha desarrollado.

Espero que si usted considera interesante el contenido lo pueda disfrutar, para rebatirlo en su intimidad o públicamente si esa es su apreciación, o para apoyarlo si así le parece. Pero en todo caso para pensarlo.

¿Por qué Horizonte?

Horizonte porque nos obliga a levantar la vista. A ver más allá que lo que recorrerán nuestros pasos inmediatos. Nos conecta con la lejanía. Con el futuro.

El diario vivir, la cotidianidad nos obliga a enfrentar lo inmediato. Eso es indispensable para sobrevivir en nuestra vida personal. Pero también lo es para que la sociedad sea exitosa en la lucha permanente entre cambio —para tratar de mejorar y satisfacer mejor las necesidades espirituales y materiales de las personas— y conservación, para preservar su propia naturaleza, su cultura, los réditos de su historia.

Pero hoy construimos el futuro. Ese futuro será nuestro presente, o el presente de hijas y nietos. Es un futuro que nos importa y respecto al cual asumimos responsabilidad. No podemos solo mantener la mirada abajo, viendo lo próximo y cercano.

Horizonte porque nos obliga a vislumbrar un camino para acercarnos

No basta con levantar la vista, con otear el futuro, con ocuparnos de nuestra vida y el bienestar de las personas a mediano y a largo plazo.

Es también necesario saber que medios utilizaremos para alcanzar esas metas.

De lo contrario el horizonte es solo sueño, solo ilusión. Los sueños y las ilusiones son muy convenientes cuando planeamos como realizarlos.

¿Por qué Abierto?

Abierto porque somos seres sociales. Vivimos, nos realizamos, surgimos o perdemos, en sociedad, con otros con el prójimo.

Nuestro vivir, nuestro construir lo planeamos y hacemos con las y los demás, lo disfrutamos o sufrimos con las demás personas y también para ellas.

En nuestro planear, en nuestro prever, en nuestro hacer somos ignorantes. Ignorantes sobre las circunstancias en que fructificarán o no nuestras acciones, ignorantes entonces sobre sus reales consecuencias. Somos ignorantes por lo limitado de nuestro conocimiento, de nuestro tiempo, del espacio geográfico que abarcamos. Somos ignorantes porque mucho de nuestro conocimiento se genera en el hacer y no es ni previo ni expresable en palabras.

La ignorancia, la diversidad de los conocimientos de cada persona, el valor de los intereses y juicios de todas y todos nos obligan a debatir, a construir acuerdos, a actuar unidos.

Por eso Horizonte Abierto.

El progreso más importante de nuestro país se ha dado en un horizonte abierto. Lo que he llamado la solución costarricense: la capacidad de prever y de actuar unidos para enfrentar los retos del futuro.

Ese es el espíritu con el que con ilusión agradezco la oportunidad de desarrollar esta columna en Delfino.cr

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.