Se acerca la Feria Internacional del Libro y, como parece hacerse costumbre, algunas personas repiten críticas, algunas injustificadas, que por respeto a ellas mismas y al país, creo importante corregir.

La falacia de la verdad a medias

La verdad a medias es una falacia bien conocida; se refiere a aquellas afirmaciones que contienen algún dato verdadero, pero distorsionan y esconden otros, también ciertos, con el propósito de conducir a conclusiones equivocadas. Es decir, las verdades a medias pretenden engañar.

Recientemente he visto en redes sociales una referida a la Feria Internacional del Libro.

Un puesto equipado de 3 x 3 metros puede costar un millón ochenta y un mil colones. Esa es una verdad. Pero ocultar que ese mismo puesto puede costar menos si no es equipado (sin bandejas) y si no tiene paredes (solo piso), la hace una verdad a medias; una falacia. Y peor verdad a medias es si esconde que hay otras opciones que pueden costar desde doscientos mil colones (₡201.892,58). Si se quisiera decir la verdad completa, se debió agregar que un stand de 3 x 3 puede costar ₡1.081.000, o ₡928.857 u ₡876.227, y que hay otras opciones de 2 x 2 y de 2 x 1 metros, con precios como el indicado arriba. Más de cuarenta autores-editores usaron estas oportunidades el año anterior y tuvieron muy buenos resultados.

¿Por qué engañar?

Se compara el precio con el de ₡150.000 que se pagó hace 4 años. No se aclara que aquel puesto medía menos de 3 x 3 y no tenía divisiones ni mobiliario, y que estaba completamente gestionado y subvencionado por el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ). Tampoco se dice que ese precio lo fijó el MCJ, en específico, para la Casa del Cuño, ni que en 2022 y 2023 el ministerio no ha tenido participación de ese tipo.

Claro, seguimos con las verdades a medias.

Y, por qué o para qué. Tengo mis hipótesis.

Antigua Aduana: la nostalgia

La Aduana albergó la Feria del Libro desde 1997 y tuve el honor de ser su director hasta 2005, cuando interrumpí por incapacidad médica. Este alianza nació por un ofrecimiento del Dr. Arnoldo Mora, entonces ministro de Cultura. En 2005 y 2006 se trasladó a Pedregal pues la Aduana no estaba disponible. Y también debimos ir a Zapote después de buscar universidades, estadios, plazas, La Sabana, bodegas y otros que no reunían condiciones.

Algunas decisiones importantes las solía tomar el Ministerio de Cultura, dueño de la Aduana, y no siempre con el mejor interés para la feria o el libro. Con otros factores, la primera y mejor feria del libro en Centroamérica empezó a perder espacios nacionales e internacionales. La pandemia, además, hizo patente que las condiciones sanitarias del recinto no eran ideales, por su pobre ventilación, altura de los techos, dimensiones de los pasillos y otros.

Buscar otro recinto desencadenó la nostalgia, tanto en quienes estuvimos tantos años en su organización como en algunos expositores y público.

Pero además de los problemas citados, la feria ha crecido y ya no cabe en la Aduana. Son algunos de los dolores del crecimiento; no hay mal que por bien no venga. Y ahora sí hay otros recintos. En 2022 se trasladó a un recinto moderno que, por razones contractuales, no se pudo repetir. Pedregal tendrá ahora la feria por al menos tres años consecutivos, dándole la estabilidad necesaria.

Se suele criticar la distancia. Pero las distancias son relativas; si vivo en el este, el oeste es lejano; si vivo en el norte, es el sur el incómodo. El año anterior, cerca de Heredia, el 28% de los asistentes fueron de esa ciudad. ¡Dichosos! ¿Les vamos a dejar la alegría de la feria solo a ellos?

País invitado y los contenidos culturales

Un país invitado debe proponerse con dos o tres años de anticipación. Ningún gremio o gobierno está dispuesto a improvisar su representación extranjera. La Cámara del Libro inició gestiones desde el año anterior y la Junta Directiva continúa conversando en el extranjero y en el país. Sin estabilidad de largo plazo será imposible contar con país invitado.

Algunos contenidos culturales de la feria, además de los libros, se gestionan con larga anticipación con organismos e instituciones amigas como el Centro Cultural de España, Centroamérica cuenta, editoriales y la FIL de Guadalajara, entre otras. Pero la mayor parte se produce democráticamente con la participación de los expositores e, incluso, con organizaciones ajenas a la Cámara y la feria mismas.

Apoyo y presencia de los autores nacionales

Se repiten reclamos por la falta de apoyo a algunos autores nacionales. Sin embargo, en la feria han estado y estarán presentes las obras de muchos cientos, seguramente por encima de uno o varios millares, de escritores y escritoras costarricenses publicados por Uruk Editores, la Editorial Costa Rica, la Universidad de Costa Rica, Letra Maya, la Universidad Nacional, la Editorial Tecnológica y otros sellos, además de autores editores entusiastas.

Por qué y para qué

Las críticas, incluidas las falacias esgrimidas, ¿por qué o para qué son? Supongo que en algunos casos se deben a desinformación, temor, afectos, apreciaciones subjetivas. A mí me encanta leer a alguna gente opinando y criticando porque, interpreto, gustan tanto de la feria como yo.

Pero me asusta cuando entreveo en algunas argumentaciones, intereses propios de quienes solo esperan su beneficio personal, la gratuidad y la preeminencia de sus imágenes. Algo así como el mercadeo del conflicto y el “miche”.

A nombre de quién escribo

Además de director de la feria, también fui directivo de la Cámara varios años y en los últimos tres, durante la pandemia, ocupé el cargo de presidente. Me retiré por razones personales de mucho peso. Hoy, cuando escribo esto, sin embargo, solo soy un editor independiente que ama lo que hace y no soporta el silencio. Escribo a mi nombre y nada más.

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