A tan solo cuatro días del Día de la Persona Trabajadora, el Plenario aprobó una moción para tramitar en vía rápida el proyecto de ley (expediente 21.182) para permitir las jornadas laborales 4x3 (trabajar 4 días, 12 horas diarias y tener 3 días libres). Darle vía rápida para discutir sin menor atención un proyecto que posiblemente obligará a las personas a trabajar más sin querer hacerlo y que, es posible eleve la explotación laboral, representa un golpe profundo contra las conquistas sociales e históricas de la clase trabajadora y un retroceso claro.
Ciertamente dicho proyecto, a primera vista, suena lindo: tener tres días libres, pero lleva consigo un claro retroceso en los derechos laborales que de ninguna manera la ciudadanía podemos permitir su avance y explico por qué:
Los seres humanos tenemos derecho a una vida equilibrada y no vivir para trabajar. El tener un tercer día libre no va a hacer que durante la semana no se tengan las mismas obligaciones, es decir, esas labores no se acumulan para el día libre, de manera, que, tras 12 horas de trabajo, se llegará al hogar a hacer comida, a hacer limpieza, a ordenar, a planchar, a lavar, etc.
Por ello, este proyecto de ley representa una mucho mayor afrenta contra los derechos de las mujeres, quienes de por sí viven el martirio de una sociedad desigual a nivel laboral. El trabajo de cuido que, desigualmente asumen ellas por lo general, no se puede acumular. Una mujer no puede decir que hoy no hace su comida, no atiende a su hijo o hija, no les da lactancia, no les prepara lonchera, no les ayuda con sus tareas, no le da las medicinas a la persona enferma, y lo deja para el “tercer” día libre. Esas actividades de cuido, higiene y demás, son actividades de todos los días que, lo peor de todo, no son remuneradas. La desigualdad laboral tiene rostro de mujer y esta iniciativa solo la aumentaría.
Asimismo, este proyecto es una afrenta a la garantía de los derechos laborales porque impide que se les paguen horas extra a personas que tienen jornadas muy extensas y este efecto, a su vez generará menos puestos de trabajo pues al haber más horas laboradas, se necesitarán menos trabajadores.
Es una afrenta también para la juventud. Si con costos trabajando 8 horas diarias les otorgan permiso a cientos de jóvenes para estudiar en sus universidades y cumplir sus sueños, ¿con qué tiempo cumplirán sus metas profesionales trabajando 12 horas diarias? ¿O tendrán que ir a la U en el “tercer” día libre?
Resulta realmente lamentable que, siendo Costa Rica uno de los países con mayor cantidad de horas en la jornada laboral y, mientras que la tendencia mundial es lo contrario, se elija este cruel camino. Precisamente, en Reino Unido en los últimos seis meses se ha implementado una jornada de cuatro días de trabajo y tres de descanso. Pero a diferencia de la discusión nacional, en el país europeo se redujeron las horas laborales a 32 por semana, pues se ha demostrado que menos horas laborales aumentan el rendimiento.
En medio de lo que se ha dicho, es claro lo que ha indicado la Organización Internacional del Trabajo. La OIT, a través de la Guía para establecer una ordenación del tiempo de trabajo equilibrada publicada en el año 2019, recomienda que la implementación de la jornada 4x3 solo se aplique en casos excepcionales, pues dichas condiciones generan evidentes aumentos de la fatiga, la disminución de lucidez mental, enfermedades cardiovasculares y expone a las empresas a tener más accidentes laborales.
El derecho al descanso equilibrado de todos los seres humanos nunca debe o puede estar debajo de los intereses económicos de empresarios y patrones, quienes por supuesto abogan por su aprobación, la cual a mediano o largo plazo generará efectos gravosos en la salud de las personas.
Resulta necesario e imperativo que primero se fortalezca la inspección laboral del Estado, para primero lograr garantizar los derechos laborales mínimos de miles de costarricenses, antes de abrir la puerta a una dinámica que fácilmente impulsaría la explotación laboral, pues creer que esto será un “acuerdo” entre partes y si el colaborador no quiere, no se concreta, es sencillamente una fantasía. La relación laboral es una relación de poder.
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