En 1956 John McCarthy utilizó por primera vez el término “Inteligencia Artificial” (IA), refiriéndose a la destreza de hacer máquinas inteligentes. El paso de los años y los avances tecnológicos han permitido el análisis de datos mediante software especializado en resolver distintos problemas.

Hoy en día, la IA es un concepto cada vez menos abstracto. Frecuentemente lo vemos en películas, programas de televisión, noticias científicas e incluso en aplicaciones en nuestros teléfonos celulares. Gracias a la IA, hoy contamos con soluciones en áreas como salud, educación, ocio y medio ambiente que, años atrás, solo existían en la ciencia ficción.

Más común de lo que imaginamos

Cuando buscamos una dirección en Waze, le pedimos a Siri la recomendación de una película o le consultamos a Alexa por una canción que nos interesa, utilizamos IA. Igual sucede cuando interactuamos con un chatbot o asistente virtual, que simula una conversación mediante interacciones con palabras clave preestablecidas. Los chatbots están cada vez más presentes en páginas de empresas que se dedican a vender productos o servicios, ya que están disponibles las 24 horas, los siete días de la semana, y responden de forma inmediata.

Existen otras aplicaciones de IA más técnicas o especializadas. Por ejemplo, el modelo de evaluación de riesgo MIRAI: un software desarrollado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts que ayuda en la detección temprana del cáncer de mama. En estos casos, la IA analiza y compara miles de imágenes disponibles y predice el riesgo de desarrollar esta enfermedad años antes de que se presente.

En un informe titulado ¿cómo la IA puede permitir un futuro sostenible? elaborado por la firma de consultoría PwC, se menciona que esta tecnología podría reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) hasta en un 4%. Esto representaría unos 160 millones de toneladas de CO2 al 2030, permitiría la reducción en el uso de agroquímicos y aumentaría la productividad de los cultivos.

La ONG Rainforest Conection  ha colocado sensores acústicos en árboles al interior de zonas protegidas en 35 países, entre estos Costa Rica, Brasil, Italia, Australia y el Congo. Estos sensores reportan, en tiempo real, sonidos de motosierras, vehículos, disparos y otros. Así, la IA alerta a las autoridades de posibles casos de tala o cacería ilegal.

Cada vez son más las empresas y fábricas que aplican IA para mejorar e incrementar la eficiencia energética y reducir el consumo en sus instalaciones. Esto es posible al analizar los patrones de consumo con datos climatológicos, junto con otras variables.

Desde el año 2022, Google ha desarrollado y puesto a disposición una IA que parte del análisis de datos climáticos, fotografías aéreas y registros históricos y alerta sobre inundaciones en distintos países de África y Latinoamérica. De esta forma es posible ubicar, con una semana de anticipación, las zonas que podrían ser afectadas por inundaciones.

El futuro

En el año 2005 Raymond Kurzweil, especialista en ciencias de la computación, predijo que para el 2029 las máquinas alcanzarían un nivel de inteligencia igual al de los humanos y que en el 2045 la superarían en un billón de veces. Esto genera importantes retos y preocupaciones, tanto pata los detractores como parta los partidarios de la IA.

El ritmo al que avanza la IA es acelerado, lo que deja rezagados algunos elementos importantes. Por ejemplo, actualmente existen vacíos legales que complican el análisis de demandas interpuestas a la IA por violación a normas de derechos de autor en el proceso de creación de imágenes.

No faltan quienes puedan imaginar un mundo apocalíptico controlado por máquinas inteligentes o, en una línea menos extrema, un futuro en el que muchos puestos de trabajo no sean ejecutados por humanos. Sin embargo, la IA también genera nuevos nichos de trabajo en áreas especializadas y crea beneficios para el ambiente, la sociedad y la economía.

Vivimos en una época en la que lo único constante es el cambio. Debemos adaptarnos de la mejor manera posible y para eso es importante conocer el mundo que nos rodea. Tener claro en qué y cómo utilizar la información disponible es necesario para sacar provecho a las herramientas tecnológicas existentes. Los usos de la IA son casi infinitos, solo limitados por la imaginación humana o quizá sea mejor decir: solo limitados por la imaginación artificial.

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