Por Erika Marie Brünker Zumbado - Estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales

La copa menstrual ha sido publicitada como la solución para las personas menstruantes; pero ¿es esto cierto? La copa menstrual, generalmente, es una copa pequeña hecha de silicón quirúrgico, que se inserta en la vagina y almacena la menstruación para ser desechada al removerla. Esta alternativa se ha popularizado por reducir los residuos generados por los productos menstruales y ser una alternativa económica por tener costo reducido, mientras que tiene una duración de hasta 10 años. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones se tiende a obviar el hecho de que, si bien es una excelente alternativa, no es la solución absoluta al problema que representan los productos que se utilizan durante la menstruación.

En el aspecto ambiental, según estudios que se han hecho sobre el tema, anualmente se desechan alrededor de 100 mil millones de residuos entre tampones y toallas menstruales. A la vez, no existe una manera correcta de deshacerse de estos productos ni de que estos sean tratados para mejorar su biodegradación, por lo que terminan contaminando mantos acuíferos y áreas verdes. La copa, por su parte, se puede usar por un tiempo extendido y en muchas ocasiones puede reciclarse al finalizar su uso. La menstruación también se considera un gran fertilizante, y la copa menstrual al no absorberla permite que se pueda usar de la manera que la persona guste. Al final, específicamente hablando del impacto ambiental, la copa menstrual es la mejor alternativa en el mercado.

Sanitariamente, la copa representa una solución para problemas causados por los productos menstruales desechables, como alergias, resequedad, comezón, alteración del pH vaginal e infecciones en esta zona. A la vez, su trato es relativamente sencillo, ya que entre periodos se esteriliza con agua hirviendo, y durante el periodo se lava con agua y jabón. Otra ventaja sanitaria de su uso es que no produce ningún olor, ya que el olor que se asocia con la menstruación se da cuando esta entra en contacto con los químicos de tampones y toallas. Un último factor por considerar es que las copas están hechas de silicón quirúrgico, un material conocido por no ser rechazado por el cuerpo humano, por lo que no ocasiona el Síndrome de Shock Tóxico o SST, como lo hacen los tampones. Al igual que en el aspecto ambiental, la copa menstrual representa una excelente alternativa sanitaria, ya que reduce y elimina la mayoría de los problemas ocasionados por los demás productos menstruales.

La copa también se ha llegado a conocer como una alternativa para las complicaciones sociales que la menstruación representa para personas en condición de vulnerabilidad. Si cada persona menstruante tuviera acceso a una copa menstrual, esta le duraría 10 años, y los desechos y gastos bajarían notoriamente, pero tristemente no todos tienen acceso a agua y electricidad para mantenerla limpia y esterilizada. Por lo mencionado anteriormente, la copa no llega a ser la alternativa perfecta, ya que sin la limpieza adecuada esta puede causar infecciones y serios daños a la persona que la utiliza. Por esto, para las personas que no tienen acceso a agua potable y electricidad en su día a día, los productos menstruales desechables representan una mejor solución a la menstruación. Lastimosamente, hoy todos los productos menstruales reutilizables necesitan mínimo ser lavados con constancia, como las toallas de tela y la copa menstrual.

Al final, las copas menstruales sí son la mejor alternativa en el mercado, pero querer publicitarla como la solución a todos los problemas relacionados con la menstruación es no tomar en cuenta a quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Más allá de crear otro producto menstrual de mayor cobertura, la sociedad debe demandar que el Estado garantice el acceso al agua y a la electricidad para la totalidad de la población, para así poder promover la copa como una verdadera solución ambiental, sanitaria y social.

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