Los invito, a hacer un ejercicio: Imaginemos a un político que siempre está en boca de todas las personas  por no saber comunicarse efectivamente, este político es conocido por su sarcasmo y su habilidad para responder rápidamente a cualquier crítica, pero a menudo se mete en problemas por decir cosas inapropiadas.

Un día, el político se da cuenta de que necesita mejorar su habilidad de comunicación, así que decide tomar un curso de inteligencia emocional en la comunicación. Ahí aprende el ABC de la inteligencia emocional: Autoconocimiento, Buena comunicación y Control emocional (recuerden que estamos imaginando, todo se vale).

El autoconocimiento le ayudará al político a entender sus propias emociones y a expresarlas de manera efectiva, en lugar de, simplemente, atacar a las demás personas con su sarcasmo. Ahora puede identificar sus propios prejuicios y pensamientos negativos, lo que le permite responder de manera más objetiva y eficaz.

La buena comunicación le permitirá al político escuchar activamente a quienes le critican  y entender sus puntos de vista y así podría hacer preguntas para entender las preocupaciones y necesidades de la gente, en lugar de simplemente ridiculizarlos, y de paso, también trabajar en gobernar y dar guía a su país.

Finalmente, el control emocional le ayuda al político a mantener la calma en situaciones difíciles y de esta manera  puede manejar mejor la presión y el estrés del trabajo, evitando decir cosas inapropiadas en el momento equivocado y tan repetidamente, que hasta muchas personas dejaron de verlo y escucharlo por necio e intolerante.

Después de aplicar los principios del ABC de la inteligencia emocional en la comunicación, el político se convierte en un mejor comunicador y es capaz de manejar mejor las críticas y los desafíos de su trabajo. ¡Ahh! Y hasta recuerda que hay mucho trabajo por hacer y comienzan a notar las mejoras en todos los aspectos, urgentes y necesarios para su país. Ya no se mete en tantos problemas y puede enfocarse en las soluciones, en lugar de simplemente burlarse de sus oponentes.

Esta historia del político sarcástico que me imaginé y compartida con ustedes nos enseña que incluso aquellos con una personalidad difícil pueden mejorar sus habilidades de comunicación con la inteligencia emocional. Si aprendemos a conocernos a nosotros mismos, a comunicarnos de manera efectiva y a controlar nuestras emociones, podemos tener relaciones más saludables y exitosas en nuestro trabajo y en nuestra vida personal.

Mi recomendación, siempre es practicar el ABC de la Inteligencia Emocional en la comunicación y con respecto a la historia, ¡cualquier parecido con la realidad, será mera coincidencia!

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