Este artículo de opinión fue escrito por el director de La Jornada, Luis Diego Sánchez Cambronero. Esta pieza periodística es subjetiva y su finalidad principal no es informar.
La selección nacional de fútbol sala venció 4-3 a la selección de Argentina, la actual subcampeona mundial de la disciplina. La victoria es impresionante e histórica, pero no es cuestión de la casualidad como algunos han querido expresar.
En primera instancia, cabe mencionar que hace menos de 4 días la selección tica también empató 4-4 ante los argentinos. Era una serie de fogueos internacionales, de cara a la próxima eliminatoria mundialista de 2023-2024.
Pese a ser un equipo no profesional (la mayoría de jugadores no se dedican al 100% a este deporte), Costa Rica contabiliza más de diez años dando alegrías al pueblo tico. Desde 2012 somos los campeones de Norte y Centroamérica.
Además, es una selección que ha clasificado y competido a cabalidad en los últimos tres mundiales mayores de la FIFA. En la pasada justa mundialista de Lituania 2021, el equipo patrio quedó fuera de los octavos de final por diferencia de goles.
Previo a los Mundiales de 2021, 2016 y 2012, Costa Rica también había asistido a la edición de 1992 y 2000. Esto quiere decir que nuestro país dijo presente en 5 de 9 mundiales mayores de la disciplina.
Ganarle a un subcampeón mundial no es cuestión de casualidad. Es el resultado de un trabajo ordenado, que incluye roce internacional, buena captación de talentos y excelente formación en las ligas menores de los clubes (como lo realizado por Desamparados Borussia Futsal desde 1997, por ejemplo).
La Liga de Futsal de Costa Rica (Lifutsal) cuenta con una estructura sólida de torneos, brindándole roce competitivo a lo jóvenes desde edades muy tempranas. Según datos de Lifutsal, es uno de los deportes más practicados en todo el país gracias a la gran cantidad de estudiantes escolares, colegiales y universitarios que lo practican.
El fútbol sala camina a paso firme y debe ser un caso de estudio para las demás entidades deportivas.
