A finales del 2012 Conchita y Marco Marín me invitaron a cenar en una pizzería de Escazú para compartirme su visión de que existiera un camino para senderistas que cruzara el país del Atlántico al Pacifico. El tema me emocionó, ya que complementaba el trabajo de desarrollo sostenible e integración social que venía impulsando a lo largo de comunidades en la gran zona de la Reserva de Biosfera La Amistad.
Luego de compartir ideas y comprometerme a generar pensamiento estratégico, fuimos orgánicamente movilizando una serie de entusiastas alrededor del concepto. Para 2015 contábamos con un buen prototipo del proyecto, pero con poca capacidad para desarrollarlo. Tocaba pasar de las ideas a la acción.
Desarrollé y presenté a los entusiastas la propuesta de creación de la Asociación Mar a Mar como ente promotor de El Camino, lo cual tuvo enorme acogida. Un punto de quiebre en la historia del proyecto. A finales del 2015 firmaba como primer presidente de la asociación su acta constitutiva, y así se estableció un espacio de trabajo formal donde muchos —operadores, caminantes, profesionales, líderes comunitarios, pensadores, caminantes— fueron acercándose, o fueron movilizadas por el inagotable compromiso y entrega de Conchita y Marco, para aportar en el desarrollo de capacidades que se requerían par que El Camino fuese una realidad.
El Camino empezó a existir. En abril del 2018 logramos que se declarara como proyecto de interés nacional, con todo y una caminata del entonces presidente de la república, Luis Guillermo Solís. Desde entonces, el número de caminantes crece y el concepto se posiciona como parte de nuestra identidad nacional de buscar desarrollo sostenible con inclusión social y respeto a la naturaleza.
Los retos y presiones siguen existiendo, pero la fuerza del colectivo y el compromiso de lideres mantiene a El Camino como punta de lanza de ese modelo de desarrollo rural balanceado y fundamentado en actividades sanas y al aire libre. Uno de esos líderes que se acercaron a la iniciativa y han multiplicado su potencial lo es David Rodríguez. David no solo aporta a El Camino como directivo de Mar a Mar, sino que inspirado en él ha desarrollado un innovador concepto de rutas de cicloturismo a nivel nacional que ha denominado Aventuras Con Propósito, y que se alimenta de la misma magia de construir y beneficiar a nuestra gente y nuestro verde.
Para regresarle a El Camino por servir de inspiración, David llevará a cabo un marcaje de lo que podría ser un recorrido de El Camino en bicicleta. Me ha invitado, tal y como hiciesen Conchita y Marco en su momento, a que lo acompañe del 23 al 26 de marzo en esta nueva aventura con propósito, y que juntos pensemos la forma con la cual se pueda desarrollar esta alternativa de manera complementaria, sinérgica y alineada a la visión de desarrollo que surgió alrededor de una pizza escazuceña. Claro está, esta vez tocará quemar las calorías pedaleando los casi 300 kilómetros a lo largo de El Camino.
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