La cirugía se realizó el pasado 12 de enero y, diez días después, la madre empezó con labor de parto. Según la CCSS, la recuperación ha sido "muy satisfactoria".

Médicos de los hospitales San Juan de Dios y del Nacional de Niños realizaron, por primera vez en Costa Rica, una cirugía abierta prenatal para la reparación de un mielomeningocele lumbosacro, también conocida como espina bífida.

La intervención se realizó en una madre gestante de un bebé de 27 semanas, con el objetivo de abordar la malformación congénita del feto, sin detener su desarrollo en el vientre.

La cirugía consistió en operar al bebé mediante la apertura del abdomen y el útero de la madre para que, posteriormente, el equipo de neurocirujanos reparara la malformación congénita y cerrara el útero y el abdomen de la mujer para que esta prosiguiera con su embarazo.

El procedimiento se realizó el pasado 12 de enero y diez días después la madre inició con labor de parto, en la cual se le realizó una cesárea sin mayores complicaciones y el bebé fue ingresado para su evolución clínica al servicio de Neonatología del hospital San Juan de Dios, donde se recupera "satisfactoriamente".

La cirugía estuvo a cargo de cinco cirujanos especialistas, dos de ellos en medicina materno-fetal, uno en medicina fetal y dos en neurocirugía pediátrica.

Según indicó la institución en un comunicado enviado a la prensa, "la preparación de los cirujanos para realizar este tipo de cirugías requirió más de cinco años de capacitación tanto a nivel nacional como internacional, en establecimientos de salud de Barcelona, Londres, Chicago y Houston".

Adicionalmente, para esta cirugía se contó con el apoyo de un centro especializado en este tipo de cirugía en México, dirigido por el neurocirujano Felipe Chavelas Ochoa", agregó la CCSS.

El equipo de cirujanos fue liderado por el doctor Joaquín Bustillos Villavicencio, jefe del servicio de Obstetricia del San Juan de Dios y estuvo conformado por la doctora Yai Linn Chang Castro, médica especialista en medicina fetal, el doctor Leonardo Jiménez Fernández, médico especialista en medicina materno fetal, ambos del HSJD, el doctor Adrián Cáceres Chacón, médico especialista en neurocirugía pediátrica y el doctor Juan Luis Segura Valverde, médico especialista en neurocirugía pediátrica, estos últimos del HNN.

Según señaló Bustillos:

Con esta cirugía, este bebé puede mejorar su condición neurológica de tal forma que requiera menos intervenciones quirúrgicas después de nacer ya que se sabe por experiencia internacional que disminuye significativamente la posibilidad de desarrollar hidrocefalia e incluso podría haber una mejoría de la movilidad de las piernas y del control de la continencia urinaria o intestinal lo cual definitivamente va a impactar positivamente la calidad de vida. Tiene menos probabilidades de requerir la colocación de una válvula para el control del exceso de líquido en el cerebro, lo cual se denomina hidrocefalia. Cuando operamos en el útero, muchas malformaciones del cerebro echan marcha atrás por lo cual además de disminuir la posibilidad de desarrollar hidrocefalia también se ha descrito una mejoría en la parte cognitiva, es decir mejora su desempeño intelectual”.

La Caja, a su vez, agregó que todo el equipo utilizado en la operación fue libre de látex debido a que médicamente se ha demostrado que los fetos son sensibles al producto.

Este procedimiento quirúrgico tuvo una duración aproximada de tres horas y contó con más de 50 colaboradores de áreas como Ginecología, Perinatología, Neonatología, Cuidados Intensivos, Banco de Sangre, Anestesiología, Enfermería y Sala de Operaciones, de los hospitales San Juan de Dios y Nacional de Niños y del Centro Nacional de Resonancia Magnética.

El neurocirujano Cáceres Chacón,  señaló que Costa Rica es líder en investigación para la prevención de este tipo de defectos congénitos, gracias a un proyecto llamado Fortificación de Alimentos, con el cual el país añade ácido fólico a los nutrientes de toda la población puesto que, en su gran mayoría, los defectos de cierre de tubo neural están asociados a deficiencia de ácido fólico y en menor medida a causas de tipo genética:

Se inició primero fortificando en 1997 la harina de trigo, posteriormente la de maíz, el arroz y, por último, los lácteos. Somos uno de los pocos países en el mundo que fortifica preventivamente cuatro nutrientes para la protección de toda la población”, señaló Cáceres.