Por Caleb Fabricio Castro Torres - Estudiante de la Especialidad de Diseño Gráfico

Decía Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes tener para cambiar el mundo” y en un mundo dinámico, lleno de contrastes y situaciones inesperadas, es vital tener la preparación suficiente para saber enfrentarlo e inclusive mejorarlo. Es justamente por esto, sin importar qué circunstancias se vivan, que el acceso a la educación debe darse de manera continua, y ser esta versátil y evolutiva. Precisamente, en este contexto, es donde vemos que en la actualidad los espacios físicos de enseñanza han evolucionado hasta ser puntos de contacto virtual, prácticamente sin límite de alcance geográfico o de horario, y donde se resalta la importancia del contenido a impartir, aunque tiene como desafío la exclusión de todos aquellos que no tengan acceso a una conexión a internet.

Hoy en día, la imagen que se tiene de una clase se ha desdibujado de la mente de muchos. La escena del espacio físico de un aula con pupitres, pizarra y alumnos pasa a ser una representación secundaria. Es decir, se deja atrás el contexto de la parte tangible del espacio para dirigir el foco a una parte muy importante: la transmisión virtual y democrática. Y justamente esto último tiene múltiples vías para darse, y las transmisiones (en vivo o pregrabadas) son una estrategia valiosa para dichos fines de aquellos que puedan usar este recurso. Las clases virtuales se han venido dando desde hace más de una década, en diversas modalidades. El uso masivo de telecomunicaciones, dispositivos modernos, ligeros y económicamente accesibles, además de un ritmo de vida agitado, les han ido dando validez; hoy son un método de educación –relativamente– popular.

Esta modalidad de educación tiene múltiples ventajas, entre las que pueden destacarse la continuidad y accesibilidad. La educación virtual tiene un alcance que supera muchas barreras; las partes involucradas pueden estar prácticamente en cualquier parte del mundo, consumen pocos recursos y se adaptan a muchos contextos sociales o culturales. Sin embargo, hay mucho camino por andar para que esta forma de educación sea realmente democrática. No obstante, es imposible negar que la educación virtual es una oportunidad de desarrollo personal o profesional que se adapta a muchos estilos de vida.

Aunque la prioridad de esta modalidad se centra en el contenido y las ventajas son innegables, también existen desafíos y brechas por cerrar, como la falta de acceso global a la conexión de internet. Por su parte, la calidez, empatía y tolerancia deben estar presentes indistintamente que no se dé un contacto social directo. De la misma manera, los estudiantes se enfrentan al desafío de encontrar momentos y espacios que potencien la concentración y comodidad, así como de sentirse comprometidos y vinculados con el proceso. El fomento de la atención, disciplina y organización en un entorno ameno facilitará el aprovechamiento de la clase virtual y deberá ser prioridad para mantener y potenciar el éxito de las clases virtuales. Además de esto, es importante enfocarse en transmitir un contenido claro, amparado en herramientas que refuercen métodos de estudio, como respaldos audiovisuales, con el fin de captar a las partes involucradas y superar los desafíos que se pueden llegar a presentar.

En síntesis, las clases virtuales son una herramienta de gran poder y alcance, las cuales se sustentan en una serie de ventajas que han servido para catapultar esta estrategia educativa hacia el éxito y aceptación de las partes que la componen. Esa “virtualidad” enfocada en transmitir conocimiento se ha vuelto un pilar vital en el fomento y aplicación de la educación virtual en diversos centros de estudio del país. Esta modalidad claramente es una oportunidad para muchos, ya que abre las puertas de los centros educativos muchas personas que antes no las tenían abiertas, e invita a muchas personas a incorporarse o continuar su formación académica, lo cual es una de las principales ventajas no solo de manera individual, sino que para la sociedad en general.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.