Por Marvin Rojas Alemán – Estudiante de la Especialidad de Ingeniería en Sonido
En los conciertos masivos a la intemperie y salas de auditorios cerrados, existe un factor común que interfiere con la propagación del sonido y provoca grandes dolores de cabeza a los ingenieros y técnicos de sonido. El sonido es una energía que necesita un medio para trasladarse, esta condición determina la mayoría de sus características, creando variantes en cuanto a su velocidad y propagación que son determinantes debido a la composición atómica del medio, los cuales a su vez son influenciados por la temperatura ambiente.
Para entender mejor este tema debemos conocer sobre el sonido, el que podemos definir como un fenómeno vibratorio en forma de onda que necesita una fuente mecánica y un medio elástico para propagarse. Estas ondas son longitudinales y transversales, y manifiestan en su movimiento compresiones y rarefacciones. El comportamiento del sonido depende de las dimensiones, de la capacidad reflectante, resonante y absorbente de los materiales y superficies donde este tiene presencia, sin dejar de lado la temperatura. La temperatura hace que las moléculas de los materiales, los gases y los líquidos se expandan o se retraigan afectando así su condición de elasticidad.
Ya mencionamos que el sonido necesita un medio elástico para trasladarse, por lo que esta condición hace que su velocidad sea afectada de forma que cuando hay mayor temperatura se expanden las moléculas y el material se vuelve más elástico y la velocidad del sonido aumenta. En el caso contrario, cuando la temperatura disminuye las moléculas se contraen haciendo el material más rígido (menos elástico) y la velocidad del sonido a través de él es menor.
Ahora vamos a analizar un campo abierto, donde tenemos un concierto masivo programado a las 7 p.m. con un sistema de amplificación de sonido de gran dimensión, un gran sistema de luces, una tarima y una audiencia numerosa. Los ingenieros de sonido el día del evento se esmeraron en hacer las pruebas de sonido de 9 a.m. a 2 p.m. con un radiante sol. ¿Qué cree usted que sucedió? A la hora de hacer las pruebas de sonido, la temperatura ambiente alcanzaba los 30 grados centígrados a una velocidad del sonido de 351 m/s (aplicando una formula con la cual no los quiero aburrir).
Cuando cayó la noche y llegó la hora del concierto la temperatura era de 20 grados centígrados a una velocidad del sonido de 345 m/s, lo que sucedió fue que las pruebas de sonido se hicieron a una temperatura tal que la velocidad del sonido era mayor que a la hora del concierto, por lo que la propagación del sistema de audio se hizo deficiente al no poder cubrir la totalidad de la audiencia; al descender la temperatura provocó que el sonido fuera más lento y obtenemos una caída en decibelios a la distancia. Otra situación que se dio es que la cantidad de iluminación sobre el escenario, que no estaban encendidas a la hora de la prueba de sonido, provoca que la temperatura dentro del escenario sea más alta que a la hora de dicha prueba, provocando retroalimentaciones en los monitores y sistemas internos de sonido.