Argentina festejó con su seleccionado la obtención de la copa del mundo.

Buenos Aires vivió una auténtica locura en el desfile triunfal de este martes de la selección argentina de fútbol por la conquista de la Copa del Mundo, una celebración que reunió a cerca de cinco millones de aficionados, según estimaciones de medios argentinos e internacionales, y que no pudo concluir tras un incidente durante el paso del autobús de los jugadores y cuerpo técnico.

Una multitud se agolpó por las calles de la capital argentina y pobló la Plaza del Obelisco donde deberían haber llegado los campeones del mundo tras su recorrido desde su lugar de descanso. Sin embargo, no pudieron llegar al emblemático lugar después de que dos hinchas saltasen desde un puente de forma inesperada al interior del vehículo.

Según los vídeos, los jugadores intentaron disuadir de su intento a estas dos personas, una de las cuales aterrizó en el interior del autobús, mientras que el segundo no tuvo tanta suerte, y tras caer en la parte trasera, terminó cayendo al asfalto.

La 'Albiceleste', acompañada por su preciado trofeo de campeón, había aterrizado en la madrugada de este martes, y tras descansar en las instalaciones de la AFA, en las afueras de Buenos Aires, partió hacia la capital a primera hora de la tarde.

Sin embargo, debido a la enorme aglomeración de gente, el autobús sólo pudo circular muy lentamente, tardando más de tres horas en hacer 12 kilómetros, y finalmente las autoridades decidieron interrumpir el desfile, desviarles para trasladarles a helicópteros y llevarles al punto de partida.

La policía informó de que el helicóptero en el que viajaban el capitán Leo Messi, el seleccionador nacional Lionel Scaloni y el trofeo de la Copa del Mundo sobrevoló también el Obelisco para recompensar a los miles de aficionados que les esperaban desde primera hora de la mañana pese a las altas temperaturas que registró la capital.

"No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena", escribió Claudio Tapia, presidente de la AFA, en su cuenta de 'Twitter'.

El dirigente dio las gracias "a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de Seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda el recorrido hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino".

Los aficionados, aprovechando que se había decretado día festivo por la victoria, se lanzaron en masa a las calles y se tuvo que suspender incluso la circulación del metro. Las redes de telefonía móvil se sobrecargaron y no funcionaron, mientras que la compañía aérea Aerolíneas Argentinas advirtió de problemas de retrasos en los vuelos debido al caos del tráfico.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Leandro Paredes (@leoparedes20)

Llegada de madrugada

La selección argentina de fútbol había aterrizado a primera hora del martes en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, y ya había podido comprobar en directo la locura que se ha desatado en el país tras la conquista el pasado domingo de la Copa del Mundo en Catar.

El avión de Aerolíneas Argentinas que, según informaron los medios argentinos, cruzó un arco de agua lanzada por dos camiones de bomberos a modo de homenaje, aterrizó en el aeropuerto bonaerense cerca de las 2.30, hora local, y fueron el capitán Leo Messi, con la preciada copa Jules Rimet en sus manos, y el seleccionador Lionel Scaloni, los primeros en descender de la nave.

En tierra, les esperaban las autoridades y el grupo de rock 'La Mosca', que les recibió interpretando el tema 'Muchachos', que se ha convertido en todo un himno tanto en el vestuario como en las gradas de los estadios de Catar y en las calles del país.

Posteriormente, tras recorrer una alfombra roja y cruzar un arco con el mensaje 'Gracias Campeones', se subieron un autobús descapotable desde donde pudieron saludar y recibir el cariño de sus aficionados que agolpaban las calles y que llevan festejando casi descanso desde el domingo el primer título mundial en 36 años.