Hace unos días participé junto a varios colegas costarricenses en un taller titulado “Libertad de Prensa y Desinformación”. Ahí conocí de primera mano la situación que vive la prensa en la región y los indicadores que no hay que dejar pasar por alto, ya que la receta para debilitar una democracia parece ser la misma en todo lado.

Se empieza debilitando la labor de prensa desacreditando a nivel personal el trabajo de los periodistas, además, las autoridades no dan entrevistas y dificultan el acceso a la información de forma clara, fluida y transparente. Ocultan agenda y tratan de homogenizar la información publicada. También se presentan ataques sistemáticos al que discrepa, sea por medio de sitios falsos, trolles, hakeos y en algunos casos judicializando la labor del reportero.

También aprovechan el poder para bloquear las fuentes de financiamiento de los medios de comunicación que discrepan hasta llegar a desaparecerlos. Que lo digan varios países latinoamericanos en los cuales ser periodista es una profesión de alto riesgo y en donde han desaparecido sistemáticamente medios de comunicación independientes.

Por eso, celebro el fallo de la Sala Constitucional que anula el cierre de Parque Viva, perteneciente al Grupo Nación de Costa Rica. La libertad de prensa es un pilar fundamental de la democracia que todos los ciudadanos debemos defender, junto con nuestra institucionalidad.

Si a estas alturas ya alguien dijo “canalla” o me va a decir “mapachín” le explico algo muy simple. El ejercicio de la prensa libre es una dinámica en la cual el periodista va a recopilar información de interés público, datos, hechos que afecten a la población. También va a preguntar a las partes involucradas, va a exponer las distintas versiones.

Algunas veces se va a cuestionar y a repreguntar, ese es el rol social de la comunicación en las democracias. Esa es la dinámica que existe entre la libertad de prensa y la democracia y que todos los ciudadanos debemos defender junto con nuestra institucionalidad.

El derecho de la población de recibir informaciones veraces y oportunas, especialmente las de interés público es el indicador de un país con estabilidad democrática, que respeta los derechos humanos vitales como los son la libertad de expresión y de prensa. El artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos es claro y contundente al respecto.

Defender estos principios es la labor simbólica y política que se espera de un colegio profesional, más si es el Colegio de Periodistas. Mas si es el Colegio de Periodistas de un país que se siente orgulloso de su democracia, la más sólida de la región.

Por eso fue lamentable escuchar, delante de colegas regionales, las palabras de Patricia Gómez, actual vicepresidenta del Colegio de Periodistas de Costa Rica respecto al Cierre de Parque Viva, de las cuales discrepo totalmente:

“Cuando se presentó el problema con el grupo Nación, ellos querían que con hacer las vías de acceso que el Ministerio de Salud les pedía tener un aforo de 80 mil personas. Casualmente en ese momento llegó este gobierno y este gobierno les dijo que no, que cumplan con las medidas del Ministerio de Salud y el Grupo Nación nunca hizo los accesos ni presentaron el plan remedial”.

“Nosotros en Junta Directiva, dos personas nos reunimos con el presidente del Grupo Nación y él quería tratar de convencernos de que apoyáramos esa lucha de ellos y en realidad nosotros no estamos para ir apoyar a nadie un colegio profesional no se puede inmiscuir en esos temas. Yo le pregunté al presidente de La Nación, que si ya arreglaron el plan remedial, porque ellos dicen que cerraron el Parque Viva para lesionar la libertad de información. El GN hizo una campaña latinoamericana de desprestigio o de desinformación sobre el tema y usted ve que a La Nación de Argentina y a Jaime Bailey y otros medios de información sesgaron el tema” dijo de forma vehemente.

Yo no puedo compartir las palabras de la señora Gómez, más creo que está en su derecho de externar lo que piensa y yo también.

Tampoco en su momento compartí el pronunciamiento que el COLPER emitió sobre el sobre el tema por medio de un comunicado el 12 de julio anterior.

Mi nombre es Nayuribe Vargas, fui reportera tanto en Grupo Extra como en Grupo Nación, mi trabajo actual es como asesora de comunicación y periodista independiente. No estoy colegiada.

Siempre voy a defender el ejercicio del periodismo ético por respeto a mis colegas que día a día trabajan en comunicación, sea cual sea el medio, sea cual sea la línea editorial y aun cuando discrepe, pues pienso que son las voces plurales los que ayudan a construir el pensamiento crítico, tan necesario en nuestra sociedad y en nuestra democracia.

Hoy más que nunca, todo gremio y todos los ciudadanos debemos elegir, con criterio, quién nos representa en cada organización y que la representación sea consecuente con el bien común.

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