¿Cómo serán los últimos días de mi vida? Esa es una pregunta inquietante que yo trato de evitar y creo que, en realidad, todos tratamos de evitar. La muerte, pero la mía en concreto, no la abstracta o la de “los otros”, da miedo. Son inquietudes antiguas, que se pierden en el tiempo, atávicas en culturas como la nuestra. Imaginar esos últimos días despierta en mí ansiedad, incertidumbre.
Quiero pensar, sin embargo, que no siempre será así. Deseo creer que en ese último suspiro me acompañará alguien que con ternura tomará mi mano y con una sonrisa compasiva me dará paz en la partida. Deseo un entorno compasivo, estar acompañada por personas que entiendan mi posible sufrimiento y busquen acciones para mitigarlo.
Porque quiero eso para mí y para los demás, me involucré hace más de seis meses en la planificación de un proyecto que, precisamente, busca aliviar colectivamente el dolor de las personas que están en su última etapa de vida y el sufrimiento de sus familias y de quienes cuidan día a día, hora a hora, a ese enfermo.
En el marco de esa iniciativa junto a sus actores principales -la Fundación Partir con Dignidad, Coopenae y la Municipalidad de Cartago- y conociendo de cerca a la Fundación New Health y su metodología “Todos Contigo”, he comprendido que sí es posible construir ciudades humanizadas y sensibilizadas ante el sufrimiento ajeno.
De la mano de las dos fundaciones citadas, hemos aprendido que cuando la medicina ya no puede curar existe una medicina que alivia, que acompaña: es la medicina paliativa, esa que no es solo para los enfermos terminales sino para todos aquellos que no pueden valerse por sí mismos y dependen de otra persona para resolver sus necesidades básicas cotidianas. Y resulta que no es solo de especialistas en medicina, enfermería o psicología. ¡Todos podemos aliviar, acompañar, dar esa mano compasiva que imagino para mí!
Existen ya ciudades compasivas en España, Portugal, Argentina y Colombia. Una ciudad compasiva es aquella donde sus miembros asumen el cuido y el acompañamiento de quienes están en situación de alta dependencia o en la etapa final de la vida como una labor colectiva.
El equipo que trabaja en la planificación de “Cartago con Vos. Ciudad Compasiva”, como se denomina la iniciativa, está convencido de que Costa Rica tiene el potencial para desarrollar una comunidad compasiva, y luchamos para que así sea. Por eso lanzaremos este 7 de octubre un plan piloto de lo que será la primera ciudad compasiva en el país.
Este novedoso concepto de ciudad toca mis fibras de arquitecta urbanista. La compasión tiene el poder de acercar y de unir, y esas fuerzas poderosas modifican la forma de planificar, diseñar y vivir la ciudad. ¿Se imaginan poder habitar un espacio arquitectónico que acompaña y abraza, como si fuéramos seres vivos dentro de un capullo resguardado por gente amigable?
“Cartago con Vos” es ese primer y trascendental paso para convertir a Costa Rica en el primer país compasivo del mundo. Será el laboratorio donde los costarricenses demostremos que es posible dar ese salto en la calidad de vida de quienes más sufren.
Los invito a formar parte de esta iniciativa para que juntos sembremos sonrisas compasivas que nos permitan partir con dignidad. Escríbanos al correo del proyecto: [email protected]
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