Este mes de agosto, los Museos del Banco Central abrieron sus puertas para mostrar al público la exhibición “El Hilo Vibrante”, un espacio que, a partir de distintos formatos, muestra el proceso creativo de 20 artistas costarricenses y su conexión universal para la creación de sus obras.

Según la encargada del proyecto, María José Monge:

La exhibición reúne un conjunto de obras que revitalizan el nexo que existió entre el arte y el ritual desde el origen de la humanidad. Esto, de diversas formas: a veces de manera sutil, en el simbolismo y en los recursos expresivos de las obras; en otras ocasiones, por medio de sus referentes o por ser parte integral de procesos creativos ritualizados y; otras veces, por el tipo de experiencias que suscitan. El estudio de las obras a la luz de la temática de la ritualidad se incluye en una publicación impresa que acompañará la muestra".

Las obras buscan actuar "como las hebras de un gran hilo vibrante" que pretende activar la capacidad de generar relaciones resonantes con el entorno, los otros y los propios espectadores.

Así, desde la Plaza de la Cultura, pasando por el segundo subnivel del Museo y llegando hasta el tercero, la puesta es un recorrido que invita "a hacer una pausa, a empatizar con la historia de los artistas y a descubrir lo ritual en la cotidianidad tanto a nivel individual como colectivo".

En la exposición hay presencia de artistas como Rafael Ottón Solís con “El silencio. 'Soy como el agua que se derrama'”; y Lucia Madriz con “Serpiente de agua”.

La primera exposición, influida por las interpretaciones en torno a los sitios arqueológicos precolombinos y la fe cristiana, recrea una especie de monumento circular lleno de piedras con una ruptura en su circunferencia, la cual simboliza el desequilibrio cósmico a causa de la relación del ser humano con el planeta; mientras que la segunda es una obra táctil y sonora que, a través del simbolismo del conjunto agua-serpiente-ave, y de su alcance multisensorial, celebra los saberes ancestrales acerca de la interdependencia y la regeneración como principio cósmico de la vida.

Además se encuentra la obra Después de la lluvia de Adrián Arguedas y fotografías de José Díaz, Giorgio Timms y Victoria Cabezas, que retrata algunos rituales existentes en Costa Rica como el Juego de los diablitos, la Marcha del orgullo LGTBIQ, las procesiones de la Semana Santa y otros elementos, para resaltar el efecto de vinculación y de fortalecimiento de la pertenencia a diversos grupos.

La muestra artística está conformada por 38 obras y estará abierta hasta el 2023. 

En este periodo habrá espacios abiertos en los cuales el público podrá conversar con los artistas y conocer de primera mano los pormenores de su proceso creativo y los primeros se realizarán los días 17 y 24 de agosto a las 2 de la tarde.