El Sistema Administración Tributaria Virtual (ATV) está funcionando. Hace pocos días, el Ministerio de Hacienda, anunció el regreso del sistema ATV, y con él, las distintas funcionalidades a las que los contribuyentes están habituados. Si bien es cierto el hackeo sufrido en los servidores del Gobierno no está controlado en tu totalidad, va camino a la estabilización de todas las funciones y más temprano que tarde tendremos los sistemas operando al ciento por ciento.

El golpe al gobierno, al Ministerio de Hacienda, y a los contribuyentes, ha sido importante, pero como en todo situación negativa, existen oportunidades que bien capitalizadas se convierten en fortalezas. Y ese, asumo, será la historia que en pocos años contará la Administración Tributaria, ya que de este hackeo saldrá fortalecida, en cuanto a un mejor conocimiento de sus sistemas tecnológicos, mejor control, seguridad y uso de esas herramientas que tiene a disposición. ¿Y esto como me afecta como contribuyente?

Como contribuyentes, persona física o jurídica, vamos a estar frente a una Administración Tributaria más robusta en asuntos tecnológicos, que tendrá a su disposición, nuevas y mejores capacidades digitales para hacer el control fiscal en el territorio nacional. Usted y yo, como contribuyentes, debemos estar preparados para esta era digital en los impuestos, la cual exige retos en las organizaciones para dar respuesta a requerimientos y fiscalizaciones.

En mayo del 2022, el Foro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre Administración Tributaria, en forma conjunta con otras organizaciones asociadas como el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), lanzaron la primera fase de un nuevo inventario global de iniciativas de Tecnología Tributaria, que contiene información sobre el uso de herramientas tecnológicas líderes y soluciones de digitalización implementadas por 76 Administraciones Tributarias en todo el mundo. Siendo esto un movimiento en curso en tantos países, el contribuyente costarricense debe estar listo para la adopción de muchas de estas iniciativas en nuestro país, las cuales serán realidad en el corto plazo.

Los contribuyentes deben prepararse para enfrentar y responder a la Gestión de Datos (“data management”). Las administraciones tributarias actuales, a nivel mundial, son, en esencia, una operación de procesamiento de datos, que depende en gran medida de la disponibilidad y calidad de esos datos. Con el aumento de la digitalización, se recopilan y utilizan más datos relacionados con los impuestos de los contribuyentes, para mejorar la eficiencia y la velocidad de los procesos de administración tributaria. Es decir, si tenemos en frente una administración tributaria capaz de procesar datos con mayor eficiencia y más veloz, ¿usted como contribuyente tendrá esa misma velocidad de respuesta? Su software corporativo, ¿está preparado para responder a ese ritmo de trabajo? ¿Sus colaboradores entienden como se mueve hoy día el mundo de los impuestos? ¿La Pyme y los pequeños negocios como pueden responder a este reto?

Entendamos a grandes rasgos de qué se trata todo esto, y cuáles son los pilares de todas estas iniciativas tecnológicas-fiscales. El contribuyente debe poner mucha de su atención, cuando de cumplimiento fiscal se trate:

Nuevas formas de recopilar datos

La recopilación de datos ahora va más allá de los procesos tradicionales. Con la implementación de sistemas y la transferencia electrónica de documentos del contribuyente (facturación electrónica) la Administración Tributaria tiene los datos de ingresos y gastos en tiempo real. Adicional a eso, la recopilación de datos de terceros se va ampliando en muchas jurisdicciones para cubrir a los intermediarios financieros y otras partes interesadas, incluido el intercambio de datos entre las administraciones tributarias y otras partes del gobierno.

Un ejemplo es el intercambio de datos que hoy en día se da entre el Ministerio de Hacienda y la Caja Costarricense del Seguro Social, y que ya están generando procesos de fiscalización abreviados.

Uso de datos para brindar nuevos servicios

Equipadas con todos estos datos, las administraciones tributarias están introduciendo nuevos servicios, por ejemplo, el prellenado de declaraciones de impuestos. Es decir, con los datos recopilados del contribuyente, las administraciones tributarias están en capacidad de elaborar borradores de declaraciones de impuestos, con el fin de que el contribuyente se limite a revisar ese borrador, validarlo y pagar.

El llenado previo de las declaraciones puede reducir significativamente la carga de cumplimiento de los contribuyentes, sin embargo, lo controla de forma tal, que si no estuviera de acuerdo con ese borrador y la liquidación des impuesto, podría ser eso un criterio para ser fiscalizado en el muy corto plazo, salvo que cuente con el sustento necesario para demostrar que lleva la razón.

Los sistemas de facturación electrónica permiten que las administraciones tributarias comiencen a ir más allá de la simple revisión de las declaraciones recibidas, y tomar una posición de ventaja frente a los contribuyentes. Si del arte de la guerra escribiera, debería decir que pasa de defensa a ataque en un clic.

Big data

El manejo de las grandes cantidades de datos, es un reto en ambos sentidos: tanto para la Administración Tributaria como para el contribuyente. Analizar mejor los datos y tener la infraestructura tecnológica necesaria para el manejo de ”big data”, es clave para el éxito en esta área. El uso cada vez más sofisticado de análisis de conjuntos de datos, está conduciendo a una gestión de riesgos tributarios más precisa.

En cuanto a la gestión de datos (Data Management) aún queda mucho camino por recorrer en nuestro país, pero no está largo ese momento, y usted y yo como contribuyentes tendremos que estar preparados. Hoy el cumplimiento fiscal se vuelve mucho más tecnológico que en el pasado y va de la mano con el desarrollo digital de nuestra vida tributaria como contribuyentes.

¿Que sigue después del hackeo? La respuesta es clara: tecnología tributaria.

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